Arthur Schopenhauer - Dialéctica Erística

by - diciembre 28, 2022


Julius Frauendstädt, albacea de Schopenhauer y editor de sus escritos póstumos, publicó por primera vez en 1864 el libro Eristik, texto que el filósofo había preparado durante su época de profesor en Berlín (1820-1831) como respuesta a la creciente degeneración de las discusiones académicas y la excesiva especulación de muchas de ellas.

El texto participa, por ello, del giro con que Schopenhauer enfrentó, tanto el idealismo alemán como el auge del hegelianismo, instancias que, a su parecer, estaban plagadas de galimatías. Así, en medio de los reveses que sufría por entonces –a raíz del affaire Marquet, el desinterés que causaba su obra y el fracaso de sus traducciones-, Schopenhauer se lanzó a la redacción de este opúsculo con el que radicalizaba su pesimismo y viraba hacia una filosofía de tono más práctico.

Lastimosamente, el libro no llegó a publicarse mientras Schopenhauer vivía, sino que fue archivado como esbozo bajo el título Eristische hasta cuando apareció acerca de él un comentario retrospectivo en Sobre la controversia, ensayo de Parerga y Paralipómena (1851) en el que el autor da cuenta del propósito que tenía aquel texto y el camino por el que trató de llevarlo a término.

Schopenhauer aclara que las astucias a las que se recurre para tener razón son tan variadas y se repiten tan regularmente que no puede eludirse la reflexión sobre ellas. De este modo, él quiso “separar lo que tales estratagemas tuvieran de puro formal de lo material y, como si de un limpio anatómico se tratase, observarlas detalladamente”. El origen de estos “ardides” los atribuye Schopenhauer a la maldad e improbidad connaturales del hombre, de suerte que, en su opinión, su estudio y uso estén justificados.

El libro presenta 38 estratagemas –Kunstgriffe- inscritas en lo que el filósofo denomina dialéctica erística. Estas pueden utilizarse para atacar y defenderse en las discusiones o, visto desde el lenguaje aristotélico, para formular –κατασκευάζειν- y refutar –ὰυασκευάζειν- enunciados.

En este sentido, para Schopenhauer la dialéctica es, ante todo, el “arte de discutir de tal manera que se tenga razón lícita o ilícitamente”. Se trata de una τέχνη a la que no le interesa la consecución de la verdad objetiva, sino la imposición sobre un contrincante en el marco de una discusión; por consiguiente, su éxito se mide siempre a posteriori, es decir, una vez se concluye la disputa y se conoce quién prevaleció en ella.

La dialéctica erística, expuesta así, no es lógica –pues desatiende el problema de la verdad- ni mera sofística –porque no pretende hacer pasar por verdadero lo falso-. Más bien, es una esgrima intelectual que se vale de todos los movimientos propios de la deshonestidad, usualmente concebidos como subterfugios o engaños para imponer de forma práctica un punto de vista.

El libro de Schopenhauer ofrece inicialmente un prefacio, luego una sección titulada Base de toda dialéctica –en la que se explican los modos y vías a través de los cuales se adelanta convencionalmente la formulación y refutación de las tesis- y, finalmente, el desarrollo de cada una de las estratagemas por medio de una aproximación conceptual y ejemplificaciones en buena parte de los casos.

Esas estratagemas podrían clasificarse apelando a dos criterios. El primero se atendría a su procedimiento, esto es, si este se hace enmascarándose en el discurso o si, por el contrario, se muestra en él abiertamente. El otro criterio radicaría en dividirlas señalando las que movilizan primordialmente un ataque y aquellas otras que se centran en un desplazamiento defensivo.

Entre las estratagemas que tienen énfasis en el ataque se cuentan, por ejemplo, usar premisas falsas (E5), provocar la irritación del oponente (E8), introducir conclusiones apresuradas (E11), elegir símiles de acuerdo a nuestra conveniencia (E12), conseguir que el público se ría del adversario (E28), utilizar el vulgo como argumento ad verecundiam (E30), aturdir con una locuacidad excesiva (E36) o ultrajar groseramente al contrincante (E38).

Por su parte, entre las estratagemas predominantemente defensivas se hallan ampliar exageradamente la tesis rival (E1), cambiar el sentido de lo dicho o llevarlo al absurdo (E3 y E23), apresurar cambios de conversación –mutatio controversiae- (E18), no aceptar peticiones de principio (E22), aducir contraejemplos –instantia- que nieguen las afirmaciones (E25), devolver el argumento contra quien lo expuso –retorsio argumenti- (E26), declararse incompetente para entender lo que se dice (E31) o ligar la tesis esgrimida con cosas aborrecibles (25).

Como se ve, todas estas argucias constituyen un inventario amplísimo, del cual cada hombre se sirve de acuerdo a su grado de maldad, pues, como se indicó, para Schopenhauer, el hombre posee estos recursos de forma innata y vive en un terreno de discordia permanente con los otros. Algo que explica, por cierto, la decisión tomada por Schopenhauer de usar palabras cuya etimología, de entrada, establece esa convicción belicista: στρατήγημα –vinculada a las maniobras militares- y ἐριστικὴ que remite a la diosa griega de la discordia-.

En Parerga y Paralipómena Schopenhauer ponderaba menos radicalmente esta postura e indicaba que todos esos subterfugios, aunados a la vanidad e improbidad que los auspician en los hombres le resultaban a esas alturas “repugnantes”. Sin embargo, en una época como la nuestra, en la que por todas partes se propaga el relativismo, acaso sigan vigentes, tanto la visión pesimista que tenía Schopenhauer frente al mundo, como el uso de todas estas artimañas que solemos mirar con desprecio, aunque nuestro propio discurso esté atravesado por ellas.

SCHOPENHAUER, A. (2007) Dialéctica erística. Madrid: Trotta.
BROECK, C. v. d. (1500) An Allegory of Truth and Deception.

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