tag:blogger.com,1999:blog-47938249793029686652024-03-17T22:02:48.977-05:00La Pasión InútilTimeo Hominem Unius LibriAlejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.comBlogger75125tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-89517982874076421882024-01-16T16:40:00.004-05:002024-01-16T17:01:10.267-05:00Johann Wolfgang von Goethe - Fausto<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhteMgvW7gHzKDtMWdBand9bhHVkhyphenhyphen_S_e1zZwwtqlCeXemZjb4syGz4cu_ZwU-KyasFLcI-l_M1XYhR0QTTOcXdy1PQpA45MFINzkE6kjqzY_YaTAqAb9ZzVCvCzdWJ8eWLda1LAySWI0xEuDA7X4sh2g2H0FP9H2KQ9kWxXGbsCAm9sh3osgK-19hR6wQ/s1920/Johann%20Wolfgang%20von%20Goethe%20-%20Fausto.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1114" data-original-width="1920" height="372" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhteMgvW7gHzKDtMWdBand9bhHVkhyphenhyphen_S_e1zZwwtqlCeXemZjb4syGz4cu_ZwU-KyasFLcI-l_M1XYhR0QTTOcXdy1PQpA45MFINzkE6kjqzY_YaTAqAb9ZzVCvCzdWJ8eWLda1LAySWI0xEuDA7X4sh2g2H0FP9H2KQ9kWxXGbsCAm9sh3osgK-19hR6wQ/w640-h372/Johann%20Wolfgang%20von%20Goethe%20-%20Fausto.jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Suele interpretarse a <i>Fausto</i> como la gran obra sobre la soberbia, la insatisfacción y la angustia existencial. Un juicio acertado, sin duda, porque Goethe logró trazar en ella uno de los más logrados exámenes acerca del modo en que el hombre transita el mundo sin hallar aquello que podría saciarlo.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Los intríngulis de la obra conducen a explicar esta suerte de <i>ὕβρις</i> arguyendo tanto un impulso inherente a Fausto como su dependencia de fuerzas externas. La primera vía plantea un personaje que pierde la tranquilidad debido a su propia voluntad de saber, mientras que la segunda perfilaría a un Fausto que se debate entre la corrección divina y las instigaciones de Mefistófeles.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Sea como fuere, a ambas perspectivas subyace el mismo drama: Fausto no solo sabe justamente las cosas que no precisa, sino que, además, ignora las que le hacen falta. Por consiguiente, el personaje padece el anhelo de asir lo alto y lo bajo, de hundirse en todo conocimiento, persuadido de que, en algún momento, hallará lo que le satisfaga y, con ello, demostrará la dignidad de los hombres ante los dioses.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Resulta sorprendente cómo Goethe, privilegiando la figura de la <i>apuesta</i> sobre la de <i>pacto</i>, logra movilizar, por un lado, la perenne pregunta por el destino, es decir, si este responde a una voluntad exclusivamente individual o en él intervienen fuerzas extrahumanas y, por otro, si desestimando la razón o excediéndose en ella no se aboca el hombre a una idéntica condición de inconformidad y pesadumbre.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por encima de esto, sin embargo, una mirada todavía más oscura anima la obra: la sabiduría de Sileno. Ciertamente, Mefistófeles revela a Fausto que aquel deseo vago e incomprensible que lo fuerza a recorrer el espacio y el tiempo jamás podrá esclarecerse, pues es imposible traducirlo racionalmente –“las palabras son apenas humo y ruido”–, de manera que no habrá después, como tampoco lo hubo antes, el medio para sobrepasar esta limitación.<o:p></o:p></span></div>
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<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Lo que colige Fausto de ese mistagogo que es Mefistófeles coincide con la revelación de Sileno al rey Midas, con la sentencia que eternizó la elegía de Teognis: lo mejor para el hombre sería no haber nacido. Solo que, a diferencia de lo que dicho saber produjo entre los griegos, esto es, su aceptación y canto, Fausto infiere que el sinsentido de la vida, la banalidad de cualquier afán, debe conducir a la aniquilación. De este modo, casi desde el inicio de la obra medra un impulso destructivo contra lo humano –representado en la muerte de Gretchen o Euforión– y contra el engaño que nos hace avivar lo que debería perecer.<o:p></o:p></span></div>
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<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En este sentido, Fausto es el fugitivo, el sin hogar, el “monstruo sin meta ni reposo” que vaga por el mundo destruyendo, atacando la nada; y lo propiamente trágico de su situación estriba en que todo ese movimiento no lo lleva a alcanzar un nuevo estado, sino que lo hunde más en el absurdo. De allí que Goethe se permita insinuar que las criaturas que se aferran a la idea de equipararse a los dioses –incluso, en este espíritu vindicativo– se condenan a ser cada vez más iguales a sí mismos.<o:p></o:p></span></div>
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<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Como ocurre con Edipo, la búsqueda emprendida por Fausto es la que lo extravía, pues constituye un movimiento que no puede resistirse hacia un destino también irrevocable. Lo irónico es que la anagnorisis de Fausto no se produce tan pronto: no reconoce, como Edipo, su error, ni decide castigar su atrevimiento; al contrario, se mantiene ciego frente al hecho de que obcecarse con la destrucción, en últimas, constituye otro absurdo, y, en su cinismo, es capaz de encarar a Mefistófeles con la pregunta: “¿Qué sabes tú de lo que los hombres desean?”.<o:p></o:p></span></div>
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<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Dicha ceguera es especialmente rastreable en las secciones de la obra en las que Fausto extiende su “mirada a reinos sin medida”, ya sea remontándose a la Grecia Antigua o por medio de la <i>κατάβασις</i> que le permite acceder a lo que no han visto los ojos humanos. Es entonces cuando parece que aquello que quiere vencer Fausto es la fuerza sin objeto de lo indómito y, por lo tanto, asistimos a un juego en el que el personaje se anima y crece ciegamente para luego recular y perecer en la nada.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Con todo, el contrapunto que permite a Goethe dirigir la obra hacia su resolución es Wagner. Al contrario del nihilismo de Fausto, este personaje no se entrega a la sabiduría de Sileno y realiza lo admirable: crea la vida y saca su misterio a la luz. Homúnculus, el hombre creado por Wagner, es lo opuesto a todo ánimo faústico, pues representa el anhelo de nacer al mundo, y demuestra que cualquier voluntad de ir más allá de lo permitido no es más que una manifestación de la locura.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por eso, más allá de ese arduo peregrinaje que hay en <i>Fausto</i> y que algunos críticos, como Bloom, han calificado de “grotesco e inadmisible”, sí adviene una resolución a la tragedia. Las dos partes de la obra poseen entre ellas una oposición formal –la prosa del joven Goethe (1808) y el verso clásico de un autor maduro (1832)– y, así mismo, una discrepancia en cómo asumen al personaje: la primera, sumergiéndolo en los tormentos causados por hurgar la oscuridad de la existencia; la segunda, –como bien opinaba Nietzsche, radicalmente antitrágica–, permitiendo un Fausto en el que aflora poco a poco una naturaleza no-destructiva junto a la convicción de que se está en el mundo para celebrar lo que existe.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Para muchos, el final de <i>Fausto</i> podrá dejar cierto resabio: la plenitud de vivir en lo comunitario, la libertad vista como conquista diaria, el llamado a crear sin importar que todo se arrastre después hacia la noche. Y, quizá, aquellos preferirán terminar la obra al cierre de su primera parte, sustrayéndose para siempre de la salvación que Goethe augura a los que se esfuerzan, y sumergiéndose en esa intuición más pesimista y trágica del velo de Maya: “Todo lo perecedero no es más que una imagen”.<o:p></o:p></span></div>
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<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">GOETHE, J. W. von (2020) <i>Fausto</i>. Madrid: Abada.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">FORTUNY, M. (1866) <i>Fantasía sobre Fausto</i>.</span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-84510603272333063722023-11-29T08:45:00.014-05:002023-11-29T17:48:20.396-05:00Knut Hamsun - Bendición de la Tierra<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhkD8Rex83ld2paqTutBqV2xrbN8Rrmrar7CkxlgZcWWpScz50iNA8hbBW_fFowdVnfgw1AIPnTevuZdlB6z_2Wh6zKdk8cK6QLJGmiS1chF_PS5i8MekiBFnBW_E9YlEOMHaN4i9YvVtoQ7BGuLtfJOLSY_Z1VpP89XIJuG2lod__5dRYvE4MFzDNBYSYK/s7050/Knut%20Hamsun%20-%20Bendici%C3%B3n%20de%20la%20tierra.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="5862" data-original-width="7050" height="532" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhkD8Rex83ld2paqTutBqV2xrbN8Rrmrar7CkxlgZcWWpScz50iNA8hbBW_fFowdVnfgw1AIPnTevuZdlB6z_2Wh6zKdk8cK6QLJGmiS1chF_PS5i8MekiBFnBW_E9YlEOMHaN4i9YvVtoQ7BGuLtfJOLSY_Z1VpP89XIJuG2lod__5dRYvE4MFzDNBYSYK/w640-h532/Knut%20Hamsun%20-%20Bendici%C3%B3n%20de%20la%20tierra.jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Una conocida frase de Hamsun indica que los hombres llaman <i>providencia</i> a aquello que consideran bueno, mientras califican de <i>destino</i> a lo que se les presenta como malo. Se trata, con todo, de una escisión apenas aparente si nos fijamos en cómo el autor nos remite en su novela <i>Bendición de la tierra</i> (1917) a la relación que el hombre establece con la naturaleza.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La obra inicia con un hombre llamado Isak, quien, después de un largo peregrinaje, encuentra un lugar donde establecerse. La escena reproduce, así, el paso de la errancia al asentamiento y, con esto, al surgimiento del vínculo con el suelo. Isak es un personaje meditabundo y supersticioso que ha abierto un camino hasta allí, el sendero que atraviesa ciénagas y bosques; pero, desde ahora, es también el que ha dejado atrás las moradas para poseer un hogar.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">A partir de dicho punto la novela no es más que la historia del modo en que ese establecimiento se convierte en providencia y destino. En efecto, Isak no es un asceta que aspire a la comunión con la naturaleza, a vivir <i>in puris naturabilis</i>; tampoco es alguien que se arredre ante la dureza del campo. Él es, más bien, un hombre pletórico que lleva en sí la voluntad de cambio, de adaptación e, incluso, de imposición a lo que existe.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Ahora bien, si en <i>Bendición de la tierra</i> esos principios –providencia y destino– no resultan excluyentes obedece a que Hamsun prescinde por completo de la romantización bucólica. Aunque la obra rechaza en muchos sentidos la técnica, al mismo tiempo defiende cierta idea de progreso evidente en la ampliación y preparación de los terrenos, el uso de los animales o la apropiación de las máquinas. Complementariamente, tampoco hay una idealización en detrimento de la ciudad, pues el campesino alcanza la gracia del campo, solo después de arrostrar todos los males que este tiene: la mudanza, la sequía, la hostilidad.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Es verdad que Hamsun adjudica a su personaje una visión religiosa de lo rural. Declara, explícitamente, que es posible que dios se le hubiese revelado a Isak una noche y, además, ese dios continúa mostrándosele en la nieve, las montañas o el día de descanso. De este modo, hay siempre milagros oficiándose, un fuego divino que consagra el silencio y permite la asunción de una certeza: <i>divina natura dedit agros</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">No obstante, la misma novela añade que Isak labra “las tierras dejadas de la mano de dios” y sentencia la imposibilidad de otear lo que se esconde debajo de la tierra. Por lo tanto, paralela a esa suerte de religiosidad, Hamsun elabora su noción de hombre-trabajador: un ser solitario, tosco y robusto, capaz de captar el inalterable sonido del cielo y comunicar lo bueno, a través de sus manos, al otro, a los animales y a la tierra misma.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">De acuerdo con esto, puede asegurarse que el autor traza el nexo entre hombre y naturaleza, no valiéndose de una dirección idealista, sino acogiendo la idea de <i>tradición</i>. La siembra, por ejemplo, se concibe como una herencia que se remonta al pasado, un acto de devoción a la tierra porque esta entrega al hombre su pábulo, el bienestar de lo simple, la satisfacción que sucede a los esfuerzos más descomunales.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Y justamente esta comprensión es la que entra en pugna con aquella que no ve en la tierra más que propiedad. La novela critica esta perspectiva expresada en los discursos de la agrimensura, la escrituración y los litigios, vías por las que la conexión inmediata con la naturaleza, es decir, la implicación del hombre con el suelo que trabaja y que es su hogar y fundamento, se pierde. Esta caracterización, muy cercana a la polivalencia del vocablo <i>Grund</i>, formula un tipo especial de pertenencia a la tierra <i>en</i> la que se vive y, así mismo, <i>de</i> la que se vive; ese espacio que le es propio a Isak y que declarativamente él llama <i>Sellanrå</i> –lugar natural–.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La tensión entre pertenencia y propiedad se amplifica en <i>Bendición de la tierra</i> hasta elaborar la oposición campo-ciudad. Personajes como la esposa de Isak –Inger–, su hijo –Eleseus– o Barbro, se convierten en portavoces de un lenguaje antinatural que se superpone, a veces, sobre la vida del campo y que se manifiesta en el refinamiento, la ligereza, el individualismo y la exacerbación del dinero.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Hamsun mantiene al respecto una postura radical: sucumbir ante lo citadino es trastornarse, romper las raíces míticas. La ciudad es el espacio del esnob, del gasto a espuertas, del ocultamiento, de la caída en las trampas tendidas por “judíos y yanquis”. De manera que la obra sugiere un estar más allá de esto y cultivar una sabiduría que no reposa en los libros, sino en la apertura vital al fuego, la bestia, la siega o el pedernal.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por supuesto, la técnica no es restrictiva de la ciudad. Hamsun rastrea también su irrupción en el campo mismo, ocupándose de asuntos como el telégrafo, las minas, la migración o el comercio. De cualquier forma, la novela cuestiona aquí otra vez ese desarrollo como nocivo: una intransigencia que consiste en la negación de adecuarse al ritmo de la vida, obstinándose en ir más rápido que esta o en introducírsele a destiempo como una cuña.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Pese a todo, como se indicó, Hamsun evita concienzudamente la romantización. La existencia en el campo es dura, reacia a la manifestación de los afectos y violenta. Acaso, por esto, el autor describa con marcado tremendismo las faenas, los conflictos, los abortos, las relaciones familiares y las persecuciones de las que son blanco las mujeres, en nombre de las cuales Hamsun escribe varias páginas que siguen la ruta abierta décadas atrás por un compatriota suyo en <i>Casa de muñecas</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;"><i>Bendición de la tierra</i> es, en definitiva, el relato de cómo un suelo yermo rompe su letargo y vive; una contemplación sin artificios de las antiguas montañas noruegas y del hombre que se enraiza con ellas; el canto a una naturaleza que nos pertenece fuera de toda mezquindad; la odisea de un campesino de novecientos años que mantiene con sus manos la vida y que, por este prodigio, es “un resucitado del pasado que señala el futuro”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">HAMSUN, K. (2007) <i>Bendición de la tierra</i>. Barcelona: Bruguera.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">MILLET, J. F. (1859) <i>L'Angélus.</i></span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-41096190779871134812023-08-02T15:54:00.004-05:002023-08-03T07:25:42.110-05:00José Donoso - Coronación<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigykATjgnk-0mPxCtItgaL3XGv0Hg2qovIM9Cr0rhF58ss1oWDZA7Wiy8vl3xHfTtR1RT9RCDesOtGTYpZ1Wb0DeeZzZaAebiIP5JVvjMsT7kAR8QdIRS83NN9QnV5VtN77HVEDp19VSVrU6wv9Qy36Msd5_c7GouKNQxoFzoIjuVskUQOeCC2FlFi01lG/s750/Jos%C3%A9%20Donoso%20-%20Coronaci%C3%B3n.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="663" data-original-width="750" height="566" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigykATjgnk-0mPxCtItgaL3XGv0Hg2qovIM9Cr0rhF58ss1oWDZA7Wiy8vl3xHfTtR1RT9RCDesOtGTYpZ1Wb0DeeZzZaAebiIP5JVvjMsT7kAR8QdIRS83NN9QnV5VtN77HVEDp19VSVrU6wv9Qy36Msd5_c7GouKNQxoFzoIjuVskUQOeCC2FlFi01lG/w640-h566/Jos%C3%A9%20Donoso%20-%20Coronaci%C3%B3n.jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En una entrevista fechada un año después de publicar su primera novela, <i>Coronación</i> (1957), José Donoso confesaba que, a pesar de haberse trasladado para escribirla al ambiente propiciador de Isla Negra y de recibir buenos comentarios sobre sus versiones preliminares, no dejó de rehacer la obra por lo menos quince veces antes de sentirse conforme con ella.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Quizá por esto, la novela fue celebrada por la crítica y, vista hoy, prefigura dos de los rasgos que tendría la narrativa posterior de Donoso: por un lado, el contraste espacial entre el <i>interior</i> –la casa como escenario de acciones- y el <i>exterior</i> –la calle, la ciudad que rumorea-; por otro, el permanente viraje hacia el pasado: esa casi manía de recuperar o reconstruir una época perdida en el tiempo.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">De este modo,<i> Coronación</i>, como –más tarde- <i>Este domingo</i> o <i>El obsceno pájaro de la noche</i>, es una novela que se despliega en varios niveles. Puede leerse como relato que refiere la decadencia de una familia connotada, los Ábalos, de la que apenas sobreviven la anciana Elisa y su nieto Andrés, ambos abocados al delirio retrospectivo; o como un retrato que compara, en términos vitales, la suntuosidad de la casa de los Ábalos con la situación de pobreza que pulula afuera.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La primera línea de lectura se indica en la casa misma. Es claro que se trata de una residencia enorme, pero de aspecto “cadavérico” y plagada de objetos caducos, de un lujo más que expirado. Por esta razón, quienes la habitan –misiá Elisa y sus tres empleadas: Lourdes, Rosario y Estela- viven rodeadas de recuerdos y se remontan una y otra vez al mundo que existió antes allí y que solo se reactiva ilusoriamente cuando reciben visitas por el santo o el cumpleaños de la anciana.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En todo caso, el declive de la familia Ábalos no es estrictamente material. La novela atestigua, sobre todo, el derrumbe de sus ideales. Andrés, por ejemplo, es un soltero cincuentón que se dedica a leer libros y coleccionar bastones; un hombre que, hasta entonces, gracias a su holgura económica, ha dejado que todo fluya sin preocuparse, manteniéndose en el umbral de la acción y limitándose a soslayar la vida, a ver por el resquicio lo que les sucede a los demás.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Sin embargo, la cercana muerte de su abuela medra en su interior como ansiedad. Ella constituye el único lazo que lo une a la existencia, de suerte que la pregunta por lo que habrá después se torna acuciante. Este es uno de los sustratos existenciales de la novela, porque Donoso revela cómo donde se levantaba la seguridad –o, al menos, la aceptación muda que liberaba de todo compromiso- ahora habita la flaqueza y, en consecuencia, se requiere una fe para ir más allá del momento presente.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La crisis de Andrés Ábalos pertenece a la de “los seres que necesitan saber y no comprenden el porqué de las cosas”. De allí que la dificultad para hallar la fe que necesita radique en su arraigado escepticismo: en todo lo que existe intuye mecanismos de engaño que se le antojan inadmisibles. La mayor parte de la novela el personaje luce extraviado, inquieto y, únicamente en las postrimerías, aunque esto parezca más una patología</span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 13pt;">, identifica en su amor hacia Estela –la joven que contrata para cuidar a su abuela- una posibilidad de redención.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Ahora bien, como se dijo, <i>Coronación</i> establece un puente entre las formas en que dos mundos experimentan sus particulares desesperaciones. Por tal razón, paralela a la exploración metafísica de Andrés, Donoso traza la realidad material de Mario, René y Dora, personajes pobres y ajenos a la casa de los Ábalos, pero que entran en contacto con esta a través de Estela, quien sostiene un amorío con el primero de ellos.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Más que un contrapunto, Donoso establece aquí una acusada fricción entre los personajes e, indudablemente, el mérito del juego de disparidades que propone consiste en no romantizar a Mario y compañía, sino presentarlos con la justeza que corresponde a seres atrabiliarios, malhadados casi siempre a causa de su propia vileza y ofuscados, acaso más de lo necesario, por la fortuna de los otros.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La necesidad, el robo, los hijos, el lenguaje de la calle, los divertimentos de la gente pobre y todos los otros elementos que integran ese mundo sórdido y desconocido comparecen ante Andrés y, de alguna manera, constituyen una de las vías por las cuales tambalea su racionalidad. En efecto, el personaje sufre una doble humillación porque, primero, su gusto por Estela lo obliga a entrar en contacto con un sector que, pese a su miseria, se agita intensamente, esto es, posee la vitalidad que él añora; y, segundo, porque se persuade de que estar con ella implica, en su caso, hundirse en un fondo oscuro.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Además de esta confrontación, la novela esgrime otro núcleo: la locura. Desde el inicio, la casa de los Ábalos se dibuja como un ambiente que amenaza la cordura, pues, cuando la abuela Elisa escapa de su habitual marasmo, deja ver todo el rigor de su demencia: una mezcla de autocompasión, santidad, juicio moralista y presunción de nobleza.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Al respecto, la obra muestra una extraña tensión entre la impotencia de Andrés para aplacar la locura de la anciana y el creciente atractivo que esta genera en su interior. El personaje colige que “todo lo que se ha mantenido guardado –en su abuela-, al debilitarse la esclusa de la conciencia, llena su vida”; y ya que esta es una experiencia semejante a la suya, Andrés atraviesa un itinerario que va del desconcierto a la sumisión frente a la locura. La declaración de esto se encuentra en la pregunta: “¿Podría ser la locura la única manera de llegar a ver hondo en la verdad de las cosas?” Sin duda, un apunte que permite sostener que, en la obra, la locura se concibe como una herencia para defenderse de los espantos de la vida.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En esto, Donoso coincide con Lawrence, para quien "la vida siempre es un sueño o un frenesí en un lugar cerrado”. Con <i>Coronación</i>, la tesis se probaría por el hecho de estar ante un mundo de orden aparente, bajo el cual palpita el caos –la fuerza dionisíaca- y la broma de un dios, también loco, que ha creado a unos hombres capaces de advertir ese desorden, pero sin la menor posibilidad de corregirlo.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">DONOSO, J. (1988) <i>Coronación</i>. Barcelona: Seix Barral.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">CIENFUEGOS, G. (1991) <i>El desayuno.</i></span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-23606258882047752202023-07-26T09:06:00.030-05:002023-07-26T17:26:12.800-05:00Cicerón - Sobre los Deberes<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjx_SSPK12pNxLlN1mm1Og_Tuj9Lnf1FqjpaQRmbigbfMK8oWOGEA6_S9MC2XIutgFiJ-4GHQpsw-iS_bfudM0-R3ubdYVmUmU-UVL2xurtMEh6VBR_GnOCBOllKhTP5nyGKLrcesy14-dCZ7O5MiYFPnp4VHTs7C_HMrtu0JQD1AdliXUoKT4tuST0gbAn/s3293/Cicer%C3%B3n%20-%20Sobre%20los%20deberes.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1913" data-original-width="3293" height="372" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjx_SSPK12pNxLlN1mm1Og_Tuj9Lnf1FqjpaQRmbigbfMK8oWOGEA6_S9MC2XIutgFiJ-4GHQpsw-iS_bfudM0-R3ubdYVmUmU-UVL2xurtMEh6VBR_GnOCBOllKhTP5nyGKLrcesy14-dCZ7O5MiYFPnp4VHTs7C_HMrtu0JQD1AdliXUoKT4tuST0gbAn/w640-h372/Cicer%C3%B3n%20-%20Sobre%20los%20deberes.jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Aunque Cicerón no hizo parte de la conjura que llevó a la muerte de Julio César, sí defendió a los implicados en varias instancias políticas, gesto que le valió la enemistad de Marco Antonio y el exilio en el que escribiría su última obra filosófica: <i>De Officiis</i> –<i>Sobre los deberes</i>- (44 a.e.c.).<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Según acostumbraba, Cicerón recurrió a fuentes estoicas para confeccionar este tratado, particularmente a las de Panecio –quien es glosado en numerosos pasajes- y Posidonio; pero, así mismo, a tesis provenientes del aristotelismo. La obra, por otra parte, fue dedicada a su hijo Marco, de quien se sabe por el testimonio de Séneca, que desatendió el llamado de su padre a la rectitud, llegando a deshonrar su nombre.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En términos generales, el tratado versa sobre la <i>honestidad</i> –<i>honestas</i>, <i>κᾶλον</i>- como virtud cardinal y los modos en que esta se expresa en los deberes particulares de la <i>sabiduría</i> (en el plano teórico) y de la <i>justicia</i>, <i>fortaleza</i> y <i>templanza</i> (en el práctico). Para dar cuenta de ello, Cicerón dedica toda la primera parte de su trabajo a la descripción de estos deberes; después, se ocupa de su utilidad en la vida cotidiana; y, finalmente, desmiente las aparentes contradicciones entre lo honesto y lo útil.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Las consideraciones sobre la <i>sabiduría</i> son las menos prolijas en el libro, debido a que el interés de Cicerón es, ante todo, la consecución de un hábito –<i>ἦθος</i>, <i>mos</i>-. De hecho, plantea que toda teoría concerniente a la sabiduría habría de reducirse a resolver la pregunta: ¿cómo tomar determinaciones sobre las cosas honestas? Y, en buena medida, la respuesta la provee él mismo al exhortar, por un lado, a no dar por conocido lo que se ignora y, por otro, a evitar el celo desmedido por cuestiones innecesarias.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En cuanto a la <i>justicia</i>, el abordaje de Cicerón es predominantemente político, pues la define como la especie de lo honesto que mantiene unida la sociedad. Así, la injusticia se advertiría tanto en quien injuria, como en el que, descuidando su obligación de amparar, no defiende al injuriado. Detrás de esta formulación se rastrea a Terencio –“Nada que sea propio de los hombres nos es ajeno”- e, incluso, a Horacio –<i>Tua res agitur paries cum proximus ardet</i>-, con quienes Cicerón coincide al fundamentar la justicia en la fidelidad a las promesas, la conducción sabia de la benignidad, la distinción público-privado y la elusión de la venganza.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El estudio de la <i>fortaleza</i>, posteriormente, lo desarrolla Cicerón a partir de una línea negativa (el desprecio de las cosas externas si estas no son honrosas, <i>v. gr.</i>, el dinero o la fama) y otra positiva (la observancia de lo grande y útil, aunque esto revista dificultad). En este aspecto, la obra sigue el estoicismo tradicional, si bien dicho engarce se rompe cuando Cicerón se inclina, no hacia la vida tranquila del retiro y el cuidado de bienes pequeños, sino hacia lo más provechoso para el género humano. Tan convencido está de ello que asegura que quienes desprecian cargos públicos o militares para favorecer su ascetismo, deberían ser vituperados, ya que virtudes como la dirección de la razón, la disciplina del cuerpo o el sosiego ante la inestabilidad de la fortuna solo revelan su verdadera magnitud en el rol de ciudadano </span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 17.3333px;">–</span><span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;"><i>cīvitātis</i>-</span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 13pt;">.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Cerrando su revisión de los deberes, Cicerón medita acerca de la <i>templanza</i>. Al respecto, distingue cuatro formas en que se manifiesta la condición del hombre –lo que <i>es</i> por Naturaleza (un ser racional), lo que <i>tiene</i> de persona (su carácter), lo que <i>hacen</i> de él las circunstancias y lo que<i> llega a ser</i> por voluntad-. Su esquema es fértil para estudiar cómo evadir la sedición de las pasiones, pero, sobre todo, para subrayar que, a diferencia del estoicismo arquetípico, Cicerón promueve una filosofía que no pretende experimentar lo que pertenece a temperamentos ajenos, sino privilegiar la actuación conforme a la propia personalidad.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Ya que, según Cicerón, la Naturaleza nos ha puesto en el mundo para la austeridad y las graves ocupaciones, aquí aparece de nuevo la inveterada búsqueda de adecuar las acciones a la moral, seguir la ley natural y pensar reiteradamente el género de vida que tenemos y el modo en que este es congruente o no con una visión armónica del mundo. En este sentido, su disertación encara las doctrinas del <i>orco rerum</i> y el <i>oportunitas temporum</i>, entendiendo que la virtud descansa en la conformidad con el orden y el tiempo en el que las cosas deben darse.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Como antes se indicó, la segunda parte del libro la emplea Cicerón para investigar el tema de la <i>utilidad</i>. En su opinión, de las cosas dispuestas para la conservación humana (sean estas animadas o no) jamás podrá aseverarse algo <i>eo ipso</i>. En consecuencia, </span><span style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;">que estas sean útiles dependerá de la sabiduría desde la que nos relacionemos</span><span style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;"> con ellas para no turbar la paz del alma, perder los límites de la moderación o romper la conciliación social a la que estamos abocados.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Cicerón hace hincapié en el nexo entre política y utilidad, alertando con numerosos ejemplos sobre el peligro de confundir la justicia con la crueldad, regocijarse con los aduladores y arruinarse malinterpretando la benevolencia. En él, hay un tono continuamente reprobatorio de los vicios que encarnaron los gobernantes de su época, a saber: anteponer los espectáculos a las obras, expropiar los bienes privados o justificar la rapiña tras las victorias bélicas.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;"><i>Sobre los deberes</i> concluye con la discusión en torno al dilema entre lo honesto y lo útil. Para Cicerón es vergonzosa la simple insinuación de que haya acciones honestas que no sean útiles o acciones útiles que no sean honestas; en todo caso, analiza varias de ellas con el objetivo de refutarlas. Sin duda, la de mayor interés, dada su vigencia, corresponde a la del asesinato del tirano. Cicerón califica este acto de útil y no deshonroso en la medida en que las acciones terribles del tirano declaran <i>de facto</i> su salida del derecho social y, por tanto, nadie habría de sentirse compelido por alguna clase de deber frente a él.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En suma, el tratado de Cicerón constituye una de las mayores obras del estoicismo político y esto justifica su positiva recepción histórica. Voltaire mismo afirmaba del libro: “Jamás podrá escribirse algo más sabio, ni más verdadero, ni más útil”. Su puesta en marcha, empero, es siempre un asunto más complicado y da ocasión a preguntarse, recuperando la vieja metáfora de Giges, si actuaríamos con corrección y honor si tuviésemos la absoluta certeza de que un poder superior ocultará para siempre a los demás la verdad de nuestros actos.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">CICERÓN (2008) <i>Sobre los deberes</i>. Madrid: Alianza.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">WATERHOUSE, J. W. (1883) <i>The Favourites of the Emperor Honorius.</i></span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-9286333388822212872023-07-20T14:12:00.014-05:002023-07-26T15:12:17.655-05:00Heinrich Heine - Libro de las canciones<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhOVhzYKV1KPAiqwXB0nipbvpBDC3_m0OfY3u96-c-3iczOfdG3T60FBAwwu6a0ldzmVO3lBAd8qaZ5EPuojObQ5QLYPLsxdWO7jDgvSYX8Kuq8SgPMtMEGC2Wq5Lv1YX803BfolsdB2qwPB3hsBLgm_645m2zGEtXN53iX3hqwUNcy37juVKvKZC60Rt_3/s3543/Heinrich%20Heine%20-%20Libro%20de%20las%20canciones.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2710" data-original-width="3543" height="490" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhOVhzYKV1KPAiqwXB0nipbvpBDC3_m0OfY3u96-c-3iczOfdG3T60FBAwwu6a0ldzmVO3lBAd8qaZ5EPuojObQ5QLYPLsxdWO7jDgvSYX8Kuq8SgPMtMEGC2Wq5Lv1YX803BfolsdB2qwPB3hsBLgm_645m2zGEtXN53iX3hqwUNcy37juVKvKZC60Rt_3/w640-h490/Heinrich%20Heine%20-%20Libro%20de%20las%20canciones.jpeg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Heinrich Heine encarna un caso de fortuna y desgracia, pues, aunque su nombre se enarboló en Alemania a lo largo del siglo XIX como el último gran representante del Romanticismo, más tarde este fue duramente repudiado por los nazis, quienes, sin olvidar su origen foráneo, se negaron a considerarlo como una verdadera figura del <i>Volkgeist</i> ario.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El resultado de dicha vicisitud ha sido que su obra se lea todavía con recelo. El <i>Libro de las canciones</i> (1827), por ejemplo, aun cuando llegó a reeditarse al menos 45 veces solo durante los primeros 50 años que siguieron a su publicación original, se ve aún empañado por la crítica que reprueba su facilismo –esto es, la dilección que muestra por los temas amorosos- y su exageración de los recursos románticos.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">De cualquier modo, dicho texto continúa ofreciendo para muchos un modelo de poesía que, en consonancia con las pretensiones del autor, florece como pensamiento mientras deja medrar en su interior las pasiones. En este sentido, constituye una obra que fractura el dualismo entre sentir y pensar, y que traduce, además, esa confluencia espiritual de judaísmo, cristianismo y helenismo desde la que se alza la poética de Heine.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El <i>Libro de las canciones</i> está dividido en cinco grandes partes. La primera se titula <i>Sufrimientos jóvenes</i> y se asienta por completo en la exploración onírica del amor. Como en ella predomina el tono pesimista, el sueño suele concebirse como lo único que perdura de la ventura amorosa –“solo quedaste tú, huérfano canto”- y la muerte constituye una presencia siempre al acecho. En los momentos más patéticos, la voz poética, transida de dolor, se entrega, incluso, a lo fáustico, a una superstición que busca valerse de cualquier ensalmo para superar la pérdida de lo querido.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Ya en estos poemas, los más tempranos de Heine, se apela a las fuentes del cristianismo y de la Antigua Grecia. Esto, sumado a que los sentimientos actúan sobre numerosos personajes (Hedwig, Ulrich, Lise) y en escenarios diferentes (Toledo, Babilonia, Paderborn), hace que el amor se exprese como un hechizo, una trampa tendida sobre todos los hombres –<i>amor omnibus idem</i>- y con efectos semejantes en ellos: la desesperación, la pena o el exilio.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El segundo grupo de poemas se presenta como <i>Intermezzo lírico</i> y ya había aparecido en la obra <i>Tragedias</i>, publicada en 1823. Se trata de un apartado que escruta primordialmente el vaivén de las pasiones, cuestionando “el sentido de que el amor mezcle con la muerte y los pesares la fruición que ofrece a los hombres”. Hay, por lo tanto, una tensión intensa aquí entre, por un lado, la ilusión, la fe o la belleza y, por otro, la perfidia, la altivez y el derrumbe de los ideales.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Más adelante aparece la sección <i>El regreso</i>, la más amplia del libro. Su nombre indica el retorno al lugar idílico en donde se vivió la juventud, el cual se recoge por vía de contraste con lo conocido después. De este enfoque mana una especie de <i>doble pálido</i> –“la visión se ha extinguido y otra vez me envuelven las sombras”- que pone sobre el bastidor “la eterna marcha”, “la eterna despedida”, el rumor de los viajes y las experiencias cosechadas en otras latitudes, especialmente, en España.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Sin duda, las más logradas instantáneas del paisaje escritas por Heine se encuentran en este punto. A pesar del ánimo predominantemente apesadumbrado, medroso, desde el que estos poemas se escriben, ese hombre “doliente y extraño” es capaz de capturar con sus metáforas imágenes impresionantes de la lluvia, los bosques, la borrasca o los cielos y colocar justo en medio de ellas algún recuerdo que vuelve a la vida.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Los seres mitológicos comparecen de nuevo en forma de ondinas, sirenas o héroes y ratifican la idea de que siempre “hay un hombre mirando a las alturas”. La heterodoxia de Heine lo faculta para abordar, en paralelo, la religiosidad cristiana y el fervor helénico; y, aunque sea verdad que el mayor griego entre los alemanes fue Hölderlin, Heine elabora también varios poemas loables en esta dirección –<i>v. gr.</i>, <i>Ocaso de los dioses</i> o <i>Los dioses de Grecia</i>- que, por añadidura, aportan una cuota no desdeñable de metapoesía.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;"><i>Del viaje al Harz</i> es la cuarta parte del libro y se centra en exaltar la simpleza de la vida del campo. Desde luego, el único poema que la compone es el que mejor recoge la sentencia de Heine: “Entre los errores más desafortunados de los hombres figura el pueril menosprecio de los dones que la Naturaleza nos regala”. Así, el texto se apropia de la forma dialogada para sostener la tesis de que la Naturaleza es un medio para restañar el dolor y un reino superior que puede despertarse a través del contacto o el conjuro de la imaginación.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por último, se incluye el capítulo <i>Mar del norte</i> que, en correspondencia con su título, rastrea las peripecias de una nueva voz que viaja por Escocia, Holanda y Noruega, recogiendo en cada sitio “leyendas olvidadas, deliciosas consejas de inmemoriales tiempos”. Obviamente, como antes, la poesía vuelve a ancorar aquí en asuntos amorosos, esta vez observados desde la óptica del viajero: una insistencia que apoyaría a Marcuse en su opinión de que la fallida relación de Heine con su prima Amelie –<i>post corda lapides</i>- constituyó, para el autor, su predestinación y, para los lectores, una clave de entendimiento.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En todo caso, el ciclo segundo de esta sección se aleja de la susodicha estrechez y abriga con calidez el mundo mitológico. Allí surge casi una obsesión por los orígenes y, si bien los nombres de Poseidón, Caronte, Tetis, Thalassa, etcétera, son pronunciados en estos poemas luctuosamente –“ni siquiera el reino de los dioses perdura”-, de lejos deben constituir la parte más oscura e interesante del libro.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Ese aire penumbroso que hay al final de la obra es la atmósfera perfecta para cerrar el ritual romántico oficiado en ella. “Cada vez más en las ondas penetra mi mirada –dice Heine- hasta que al fin consigue vislumbrar los abismos”; y su poema <i>Purificación</i> abre con la línea aún más negra: “Quédate en el abismo”. Esa tentación de acercarse a las simas, aun en los momentos en que la luminosidad del amor parece protegernos, ha de ser el sello más particular de la poesía de Heine.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">HEINE, H. (2015) <i>Libro de las canciones</i>. Madrid: Akal.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">FRIEDRICH, C. D. (1822) <i>Mondaufgang am Meer.</i></span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-26003491002186252622023-07-16T06:44:00.026-05:002023-07-17T17:05:42.689-05:00Yasunari Kawabata - Mil Grullas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHtJsI5_LLF5GVY9b1CnSmCNcpm5QuDr3cR0E8OQcmoCPv2zGi4YrB-Y96bLgV2H_L44FU7KDOW-0F8nrKKQPyjKaSdaP54YOB9qPR6SggSZmvuma9uqkxrJGUo5BTe0E0MreYhfVg0j1NaQ-hGW0ubdVYyjI1bF1Kay_1lca8miT_W_hDIby-Q2sWEu3L/s1741/Yasunari%20Kawabata%20-%20Mil%20Grullas.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1142" data-original-width="1741" height="420" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHtJsI5_LLF5GVY9b1CnSmCNcpm5QuDr3cR0E8OQcmoCPv2zGi4YrB-Y96bLgV2H_L44FU7KDOW-0F8nrKKQPyjKaSdaP54YOB9qPR6SggSZmvuma9uqkxrJGUo5BTe0E0MreYhfVg0j1NaQ-hGW0ubdVYyjI1bF1Kay_1lca8miT_W_hDIby-Q2sWEu3L/w640-h420/Yasunari%20Kawabata%20-%20Mil%20Grullas.jpeg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;"><i>Mil grullas</i> (1952) se ubica en un punto central de la trayectoria de Kawabata como escritor y, al igual que ocurre con otras obras suyas, a esta novela la anima el afán de sondear ese Japón ancestral que va desapareciendo por efecto de la occidentalización, pero que todavía es posible rastrear acentuando elementos históricos que favorezcan la regresión.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">De este modo, tal como lo hace con el juego en <i>El maestro de go</i> o con la figura de la geisha en <i>País de nieve</i>, Kawabata recupera aquí otra forma de la tradición: la ceremonia del té. Es así que la novela presenta a Kikuji –el hijo de un experto en esta ceremonia-, quien, tras la muerte de su padre, conoce a dos de las amantes de este a través de encuentros en los que, no solo se oficia este ritual, sino que también se desata una misteriosa transferencia de deseos y culpas que, a la postre, vinculará fantasmagóricamente a todos los personajes.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Las páginas que dedica el autor para aproximarse a la ceremonia del té describen en tono delicado la silueta de los recipientes, su procedencia y los motivos representados en ellos. Con todo, la mayor fineza de Kawabata reposa en la manera en que atiende las cuestiones del movimiento, la atmósfera, la concentración y la solemnidad que son características del ritual y que, por expresarse a modo de flujo de conciencia, tienen una nitidez especial en lo que concierne a colores, sonidos, aromas o sensaciones.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Desde luego, aunque todas esas imágenes gozan de un altísimo valor <i>per se</i>, Kawabata las elabora empeñándose en exaltarlas como incongruentes frente a los objetos y valores europeos. En este sentido, la ceremonia del té funciona como un vértice de observación que, por un lado, indaga la historia de los recipientes que se utilizan en ella –algunos de los cuales superan los 400 años- y, por otro, añora el paisaje silencioso y lento que se vivió <i>in illo tempore</i>, cuando Japón se mantenía ajena al fragor y abarrotamiento de las ciudades. <o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La grandeza de la crítica a esa suerte de extranjerismo –que, por demás, puede rastrearse en otros autores como Tanizaki-, estriba en revelar el modo en que los recipientes rituales han labrado también un destino: estos han conocido sucesivas generaciones y llevan las marcas de un uso que indica sus travesías, su devenir. Dicho de otra manera, los tazones evocan a quienes antes se sirvieron de ellos, porque para Kawabata el objeto, no solo es memoria de sí mismo y de otros objetos, sino, además, de los hombres y mujeres que ya murieron, pero cuyas almas se reúnen aún en el ritual como recuerdos o fantasmas.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Esta idea de que la vida de un hombre es menos prolongada que la de las cosas permite a Kawabata sostener que el objeto constituye, en rigor, un puente de conexión entre los hombres. La novela, de hecho, se basa en una <i>metáfora de transferencia</i>, pues los tazones ceremoniales que Kikuji hereda de su padre y que llegan a él, a veces de las manos de sus amantes, van forjando una dinámica de homogeneización que consiste, básicamente, en que las identidades de padre e hijo se superponen hasta tal punto que terminan constituyendo una sola.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Son varias las vías por las que esa transferencia ocurre: en ocasiones es la pasión, otras, la nostalgia o el afecto. Lo cierto es que el escenario de la ceremonia conduce a los personajes a un mundo en el que los objetos hablan de lo que fue y de los que fueron, reactivándolo todo e instándolo a renacer en quienes ahora viven. Un desplazamiento que, como se dijo, diluye los límites y lleva a la indistinción entre padres e hijos.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Esta forma particular en la que Kawabata plantea el parentesco, inicialmente, parece algo aterrador, una especie de hechizo que amenaza el equilibrio de la propia identidad. Pero, poco a poco, los personajes van descubriendo en esto cierta embriaguez, quizá la fantasía de eternidad que palpita en ellos mismos, pues la ceremonia del té hace que los hijos vivan lo que vivieron sus padres y, de alguna manera, que estos puedan volver también a vivirlo a través de sus hijos. Hay, por decirlo así, una inversión de generaciones o, al menos, un trastrocamiento del orden: el adulto que rejuvenece en el hijo y el joven que envejece en el padre.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La compenetración filial es tan intensa en <i>Mil grullas</i> que los personajes no pueden restringir sus sentimientos; es decir, llegan, incluso, a sentir o, como mínimo, a intuir profundamente las cosas </span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 17.3333px;">–</span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 13pt;">por ejemplo, la belleza o la sensualidad- de forma semejante a como ya se habían vivido. Basta para probarlo ver que Fumiko –la hija de una de las amantes del padre de Kikuji- experimenta la <i>misma</i> tristeza de su madre cuando asiste a las ceremonias, o que el propio Kikuji desea con <i>idéntica</i> intensidad que la de su padre el cuerpo de la señora Ota.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En medio de esta equiparación, Kawabata despliega un contrapunto trágico: la transferencia del <i>objeto</i>, sumada a la herencia de lo <i>sentido</i>, desemboca en una responsabilidad demoledora. En el interior de los jóvenes –Kikuji y Fumiko- también germinan las culpas y remordimientos por aquello que hicieron sus padres y que, ahora, ellos viven como suyo. Casi se diría que ellos se enfrentan al problema sugerido por el poeta Accio: “El mismo padre sirve de sepulcro a los hijos”, solo que, a diferencia del pesimismo romano, la muerte y el nombre de los padres comporta para los personajes de Kawabata motivos de hondísimo respeto.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Desde esta perspectiva, los muertos están siempre activos en la novela, pero no se ven allí mancillados por el rencor, sino, antes bien, redimidos por la vida de sus descendientes. En otras palabras, más allá de las culpas heredadas, está la certidumbre creciente de que “los muertos no importunan a los vivos con consideraciones morales” y de que, aunque el recuerdo tienda a cosificar la presencia de quienes murieron, en realidad, a ellos nos ata, tanto un vínculo metafísico como una persistencia corporal, la cual tiene lugar en su encarnación en los otros: sus hijos. Y solo en ese sentido cabría comprender la formulación primordial del parentesco hecha por Kawabata: “El padre se hace conocer a través del hijo”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;"><i>Mil grullas</i> es una novela lenta y poética que tiene la virtud de revelar que nos conocemos los unos a los otros de muchas e intrincadas maneras. Una de ellas consiste en el vínculo que abren los objetos que nos preceden y sucederán. Kawabata parece afirmar, por ello, que la vida se hace un poco más intensa mientras nosotros vivimos, pero esa misma existencia ya ha estado antes y estará después. Posiblemente sea esa la sabiduría que se esconde detrás del poema de Muneyuki que él mismo cita: “Por siempre verdes, los pinos, sin embargo, son más verdes en la primavera”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">KAWABATA, Y. (2003) <i>Mil grullas</i>. Buenos Aires: Emecé.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">TOSHIKATA, M. (1896) <i>日本語: 「茶の湯日々草」より『道具しらへの圖』、木版画.</i></span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-32742517486727485332023-07-06T08:34:00.021-05:002023-07-12T08:54:06.549-05:00Mijaíl Bulgákov - Diario de un Joven Médico<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglMLJOSeYqZBA1Or8qpL3FkIkFSRLlDUfnmPhDvI6kVFBKQ2-OTnKC2On_ydpkERbRqFlRvJGTM23fxrvEccNLVj7mfr2fQY_1C_GZtFYE06GNhrQBDrxMQgAW6GfxXLd7l8wScy86IXo_R2iSaq0iquRuka-Ldu1MohyuP__hdZ4_BKtahHuuEsploq75/s1536/Mijai%CC%81l%20Bulga%CC%81kov%20-%20Diario%20de%20un%20joven%20me%CC%81dico.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1053" data-original-width="1536" height="438" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglMLJOSeYqZBA1Or8qpL3FkIkFSRLlDUfnmPhDvI6kVFBKQ2-OTnKC2On_ydpkERbRqFlRvJGTM23fxrvEccNLVj7mfr2fQY_1C_GZtFYE06GNhrQBDrxMQgAW6GfxXLd7l8wScy86IXo_R2iSaq0iquRuka-Ldu1MohyuP__hdZ4_BKtahHuuEsploq75/w640-h438/Mijai%CC%81l%20Bulga%CC%81kov%20-%20Diario%20de%20un%20joven%20me%CC%81dico.jpeg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Mijaíl Bulgákov trabajó como médico voluntario durante la Primera Guerra Mundial y desempeñó, además, esta misma profesión en el Hospital Militar de Kiev y en una provincia de Smolensko. Esa experiencia le permitió dar forma, más tarde, a <i>Diario de un joven médico</i> (1925), libro que sondea situaciones que amilanan el ánimo de los médicos como la incredulidad, la presión de los procedimientos, la reacción de los pacientes y la extrema responsabilidad de hacerse cargo de la vida.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Se trata de una obra en la que el autor se mueve a caballo entre la novela y el cuento. En efecto, los nueve relatos que la componen pueden leerse independientemente ya que no existe una plena continuidad narrativa entre ellos; no obstante, el conjunto funciona también <i>tutti unisono</i>, pues conforma un cuerpo asociado por el tema, el tono, el tipo de narrador, los personajes, etcétera.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Extrañamente, aunque tanto la época en la que Bulgákov fungió de médico como aquella otra en la que redactó su libro colindan con la Revolución Rusa, las alusiones a esta coyuntura están apenas esbozadas. Así, si bien pueden encontrarse líneas acerca del derrocamiento del zar Nicolás II, el estado de los prisioneros soviéticos, el golpe de estado en Moscú o el arribo de los bolcheviques a Ucrania, salvo por el hecho de que el protagonista hace parte de los médicos reservistas que fueron trasladados por aquel entonces a zonas rurales, la Revolución es un tema incidental.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El centro de la obra radica, más bien, en la manera en que el inexperto médico Bomgard enfrenta el destino de “luchar solo, sin apoyos ni orientaciones” en la lejana provincia de Múrievo, uno de esos lugares “dejados de la mano de dios”. De hecho, ya en el relato inicial se advierte que solo comprenderá lo escrito allí quien haya transitado por las estepas rusas, de una isba a otra, desastrado por ese clima inhumano y conminatorio que parece deshacer cualquier buena expectativa.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Son abundantes las reflexiones que el libro establece sobre dicho</span><span style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;"> destino. La primera tiene que ver con el hecho mismo de ser un joven que ejerce la medicina, esto es, de hallarse en una posición en la que es común, no el recato, sino el franco escepticismo frente a las capacidades personales, máxime porque, como sucede al protagonista, la lejanía de cualquier colega lo obliga a encargarse por entero de todas las urgencias e intervenciones sin tener experticia en ninguna de ellas.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Muchos de los cuentos se aproximan expresamente a esta circunstancia y revelan la forma en la que el personaje encara la desconfianza de los otros y cómo oculta su propia intranquilidad. Diríase que Bulgákov expone, filtradas por el cedazo de su experiencia, la culpabilidad que prima durante los primeros años en ciertos médicos por aceptar un compromiso que exige más de lo que creen poseer y, así mismo, el temor, a veces verdaderamente apabullante, de provocar la muerte y ser expulsados del cuerpo médico y la humanidad entera.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En todo caso, paralelamente, el libro plantea que esa experiencia de abocamiento, de saberse lanzado a un terreno de inseguridades, es la que permite superar el simple conocimiento de los exámenes o vademécums y adquirir la lenta destreza de la profesión. Desde esta perspectiva, un descubrimiento decisivo se vive en todos los relatos, pues cada caso particular –un parto, una amputación, el tratamiento para esta u otra enfermedad- son una prueba a la entereza y el marco en el que va labrándose la reputación de Bomgard.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Sin duda, Bulgákov se muestra bastante inteligente al tejer esa relación entre médico y hombre. Son magistrales sus apreciaciones sobre la imposibilidad del médico para experimentar el dolor ajeno, condición que desemboca en su progresiva insensibilidad frente al sufrimiento mismo –<i>nil admirari</i>-; y también resultan notables, primero, su retrato de la repulsión que genera lo humanamente desagradable de las enfermedades y, segundo, su acercamiento al mundo del anfiteatro: esa zona limítrofe entre el fallecimiento y el asesinato en la que los médicos se debaten.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por tratarse de un texto mayoritariamente anclado en el modo en que se vive en el campo, al autor le preocupa probar la veracidad de los que afirman que “el ser humano, en realidad, necesita muy poco”. Es así que varios relatos, en especial <i>La erupción estrellada</i>, aterrizan sobre asuntos vinculados a la rudeza que caracteriza al hombre de la estepa y cómo, para este, nada relacionado con su salud resulta terrible, pues se encuentra endurecido por las supersticiones, la ignorancia, el descuido o el trabajo.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Es verdad que una faceta harto diferente se refleja en el cuento <i>Morfina</i>. Allí, Bulgákov, opone la responsabilidad total del médico rural a la bien definida división de funciones que predomina en las ciudades y, además, estudia las vías de una posible degeneración moral de los médicos. El texto, parcialmente autobiográfico, corresponde al diario de un profesional </span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 17.3333px;">–</span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 13pt;">a quien conoce Bomgard- que se hace adicto a la morfina y rastrea, tanto las justificaciones iniciales de su consumo como las impresionantes imágenes de sus efectos, una vez se ha perdido el control del medicamento y su necesidad se sufre de forma más acuciante.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Existe un fragmento en <i>Un ojo desaparecido</i> en el que el protagonista adelanta un inventario de su labor médica a partir del libro de visitas. De acuerdo con esos datos, solo en un año ha llegado a atender 15613 enfermos, ha internado a 200 de ellos y ha visto morir a 6. Aunque estas cifras puedan o no coincidir con las que el propio Bulgákov vivió como médico, con ellas puede tenerse una idea de las magnitudes en que se mueve esta profesión, las tensiones que se dan en su cotidianidad y lo inviable que sería, dentro de ella, pensar en que alguien pueda, finalmente, declarar: “Ya lo he visto todo”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por esta especie de recuento anecdótico que Bulgákov elabora y, principalmente, por su capacidad para transmitir al lector todo lo que en sus historias hay de estremecedor, reflexivo y hasta repugnante, le fue conveniente a él </span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 17.3333px;">–</span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 13pt;">como a su personaje de </span><i style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;">El asesino-</i><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 13pt;"> dejar la medicina y dedicarse a la literatura. No de otra forma, podría alcanzarse esa imagen característica del médico, para quien nada en el exterior parece cambiar nunca, mientras que, en su interior, cada cosa radicalmente está bullendo y transformándose todo el tiempo.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">BULGÁKOV, M. (2015) <i>Diario de un joven médico</i>. Madrid: Alianza.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">FILDES, L. (1891) <i>The Doctor.</i></span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-7186316555072572182023-06-13T21:41:00.016-05:002023-06-17T15:22:32.064-05:00Bjørnstjerne Bjørnson - Un Muchacho de Buen Temple<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-emOGQh0BJCfT1YhOIkCKFfymQiWJtPNisUJR4qyOL1Z_0Kw1zXy6ymaY4fqaDPuEwKZLJAOCtQZtlUavJEVH4KAJA_1D-cKepVv9mN_18tlzeJfvYEai5SyZDNpmTWBv0RRgoXMy1sDXlad2zWfN_KOy5EpD0Tiza52Z16i8CY6Mp9INP2hc2Glq0g/s7050/Bj%C3%B8rnson%20-%20Un%20muchacho%20de%20buen%20temple.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="5862" data-original-width="7050" height="532" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-emOGQh0BJCfT1YhOIkCKFfymQiWJtPNisUJR4qyOL1Z_0Kw1zXy6ymaY4fqaDPuEwKZLJAOCtQZtlUavJEVH4KAJA_1D-cKepVv9mN_18tlzeJfvYEai5SyZDNpmTWBv0RRgoXMy1sDXlad2zWfN_KOy5EpD0Tiza52Z16i8CY6Mp9INP2hc2Glq0g/w640-h532/Bj%C3%B8rnson%20-%20Un%20muchacho%20de%20buen%20temple.jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;"><i>Un muchacho de buen temple</i> (1860) puede presentarse como una <i>Bildungsroman</i> que armoniza la intensa exaltación de la naturaleza propia de Bjørnstjerne Bjørnson con el didactismo que cabe aguardar de una novela anclada en los aprendizajes de un personaje, a todas luces, arquetípico del escandinavo como lo es Oeyvind Thoresen.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La novela no tiene mayores pretensiones estilísticas, pues, a pesar de acopiar distintas formas textuales (como relatos, poemas, cartas o canciones), su principal apuesta se juega a nivel temático: reflexionar en torno a la niñez como una experiencia que concita el anhelo de volver a ella o, en su defecto, el afán de alcanzar algo que reconcilie con su imagen.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Para lograr esto, Bjørnson traza la historia de Oeyvind, un niño que crece en una árida región de Noruega, en donde trabaja junto a sus padres y vive todas aquellas cosas que cimientan su formación inicial, es decir, el amor, la desigualdad o el deber. A pesar de su pobreza, el chico logra viajar a Cristianía con el ánimo de hacerse profesional y, tras descubrir allí una visión inédita del mundo, regresa a su tierra impelido por la doble voluntad de participar en su progreso y luchar por el amor, antes prohibido, de Marit.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Como se observa, la obra se divide en tres partes esenciales: la niñez, el viaje y el retorno. La primera elabora la idea de una <i>radicalidad de la experiencia infantil</i>, esto es, del modo en que los niños viven definitivamente cada acción. En este sentido, el autor recorre las decepciones que hacen suponer la continuidad indefinida del dolor, las motivaciones de una felicidad inconmensurable, la revelación fundamental de la palabra y, particularmente, la compenetración del hombre y la naturaleza.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Dichos aprendizajes los extrae Oeyvind de su propia vida o de la de otros, ya que la voz de los demás tiene para él la condición de “religión y esencia”. Esto valida las narraciones enmarcadas que Bjørnson incorpora </span><span style="background-color: white; font-family: georgia, "serif"; font-size: 17.3333px;">–</span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 13pt;">por ejemplo, la del maestro Baard- y que, por mantener el tono general de la obra, acentúan las vivencias personales, especialmente, la del desamor </span><span style="background-color: white; font-family: georgia, "serif"; font-size: 17.3333px;">–</span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 13pt;">“desde el momento en que amamos hemos perdido la alegría”- y la del menoscabo social </span><span style="background-color: white; font-family: georgia, "serif"; font-size: 17.3333px;">–</span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 13pt;">aquella inferioridad que la niñez dota inocentemente de valor-.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Desamor y desigualdad son precisamente los ejes problemáticos de la novela: Oeyvind Thoresen ha de superarlos, valiéndose, en primer lugar, de la educación ennoblecedora que recibe de su maestro de escuela y, más adelante, de su particular concepción del estudio, visto, no ya como un motivo de vanidad o despecho frente a las circunstancias, sino como el medio más idóneo para el progreso que lo hará digno a los ojos de todos. <o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El viaje a Cristianía que da forma a toda la segunda parte de la novela le permite al personaje, efectivamente, resignificar la frustración del amor y la inferioridad social a través de un nuevo sentido de su acción. Encontrará en el conocimiento las fuerzas requeridas para no sucumbir ante el estatismo del campo y el auxilio de esa otra mirada que, invocando la solidez del progreso, Oeyvind pregonará, desde entonces, <i>motu proprio</i></span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 13pt;">.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">No obstante, la transición de niño a adulto que se halla en la raíz de aquel viaje no agota su valor en la consecución de un título académico, el de agrónomo. Por el contrario, esta se amplía con una creciente apertura hacia la continencia religiosa, una suerte de fe que Oeyvind erige como fórmula para su vida: no apegarse o alejarse demasiado de las cosas, comprender que toda sabiduría proviene del dolor, distinguir convenientemente lo serio de lo cómico, etcétera.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Sin duda, estos dos elementos </span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 13pt;">que la novela trabaja alternativamente no constituyen para el autor ninguna trivialidad. Bjørnson los enuncia prácticamente como núcleos del </span><i style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;">Volksgeist</i><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 13pt;"> nórdico, sosteniendo que la ecuación del progreso equivale, en rigor, a sumar dios y labor; y, en las postrimerías de la historia, ratificará esta tesis subrayando que, en definitiva, lo que ha unido los grandes episodios de la vida de Oeyvind no ha sido más que “un caudal de fe y trabajo”.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">De esta manera, cuando regresa al campo y, con ello, se da apertura al cierre de la obra, el personaje posee ya una mirada renovada que rompe la adustez del padre y su inclinación a no ambicionar e imaginar como único destino del pobre la reproducción de su estado. Oeyvind se enfrenta, así mismo, a la supuesta inmutabilidad de las clases, pues el progreso que ahora encarna lo dignifica como persona y le permite moverse socialmente de abajo a arriba.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Bjørnson ofrece aquí una particular comprensión de lo romántico, puesto que, no solo se opone a la tradicional concepción de los amores desgraciados </span><span style="background-color: white; font-family: georgia, "serif"; font-size: 17.3333px;">–</span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 13pt;">“el rubor debe dar paso al libre vivir</span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 17.3333px;">”</span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 13pt;">-, sino que el camino que progresivamente abre para consentir el vínculo entre Marit y Oeyvind, más que a recursos pasionales, obedece a la introducción de un discurso regularmente contrario a las valoraciones románticas, a saber: la razón del progreso. Dicho de otro modo, a diferencia de la Marit que se obceca con el deseo de volver a la niñez, época feliz en la que la inocencia mantuvo a raya los argumentos que luego se levantaron contra sus sentimientos, Oeyvind anuncia la necesidad de sobreponerse a esa añoranza y reconfortarse con la certeza de que la fe y el trabajo abren un nuevo espacio para el encuentro.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Con base en esto es posible afirmar que ambos personajes coinciden en la declaración firmemente romántica de Marit: “A mis ojos, el primer lugar lo ocupa el amor” (acaso reminiscencia de la famosa sentencia de Werther: </span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 13pt;">“Y tienen derecho los sentimientos”), pero solo la férrea posición de Oeyvind evita que, en conjunto, se entreguen a lo trágico, a la nostalgia del pasado o al pesimismo de lo irrealizable y se sientan, en cambio, estimulados a luchar, en su caso puntual, contra las instancias sociales que los amenazan.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por algún extraño motivo, el nombre original de la novela, <i>En glad Gut</i>, que se traduciría literalmente como <i>Un joven feliz</i>, se ha vertido al español como <i>Un joven de buen temple</i>. Aprovechando, en todo caso, ese capricho de traductor y el tenor heideggeriano que ese título evoca, podría aducirse, para cerrar, que Bjørnson procura ofrecer con su obra pistas sobre cómo es posible pulir el ánimo, el temple específico del amor por medio de una síntesis entre religión y progreso. Quizá esa sea la única manera de hacer realidad la difícil máxima latina <i>verus amor, nullum novit haber modum</i> </span><span style="background-color: white; font-family: georgia, "serif"; font-size: 17.3333px;">–</span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 13pt;">el verdadero amor no tiene límites-.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">BJØRNSON, B. (1983) <i>Un muchacho de buen temple</i>. Barcelona: Orbis.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">MILLET, J. F. (1859) <i>L'Angélus.</i></span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-7262755338821668552023-05-29T04:47:00.005-05:002023-05-29T20:18:05.551-05:00Denis Diderot - Sobre la Interpretación de la Naturaleza<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjL05IuUoFfgF5N6c11QSRhft5kLKwyen8jUh3IeLoThfNFl1ahI2ruYOorZkn1mWXt6PopejjXHrO9YYBckACeqb8GBUnykeiggIlD7ncwzhBgIMcck5LjBwvu2ApxI2dRoEyEX0Ma-p8e88T0eJmAdglFLeosQ5MOTf6iXkFm0fSp_1DbZCI7fgauew/s6527/Denis%20Diderot%20-%20Sobre%20la%20interpretacio%CC%81n%20de%20la%20naturaleza.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4581" data-original-width="6527" height="450" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjL05IuUoFfgF5N6c11QSRhft5kLKwyen8jUh3IeLoThfNFl1ahI2ruYOorZkn1mWXt6PopejjXHrO9YYBckACeqb8GBUnykeiggIlD7ncwzhBgIMcck5LjBwvu2ApxI2dRoEyEX0Ma-p8e88T0eJmAdglFLeosQ5MOTf6iXkFm0fSp_1DbZCI7fgauew/w640-h450/Denis%20Diderot%20-%20Sobre%20la%20interpretacio%CC%81n%20de%20la%20naturaleza.jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Mientras trabajaba en el tercer volumen de la <i>Encyclopédie</i>, Diderot emprendió la redacción del opúsculo <i>Sobre la interpretación de la Naturaleza</i> (1753), un texto inscrito en el ámbito de la filosofía natural que compagina tres de sus facetas como ilustrado: la de erudito, la de científico y la de transmisor.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El libro conserva aquel escepticismo propio de los <i>Pensamientos filosóficos</i> (1746) y mantiene, así mismo, una escritura afincada en pequeños bloques, lo que permite incorporar a Diderot en la nutrida tradición de la aforística francesa: La Bruyère, Chamfort, La Rochefoucauld, Joubert, etcétera.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En general, Diderot propone aquí que la ciencia es un terreno oscuro, salpicado apenas por algunas iluminaciones y, en consecuencia, quien se dedica a ella ha de interesarse tanto en multiplicar los focos de luz como en acrecentar su espectro. Para indicar cómo se pondría en marcha un programa de este tipo, Diderot, inicialmente, explica su concepción de investigación científica; después, la ilustra con ejemplos de su época; y, por último, provee consejos específicos sobre su desarrollo.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La postura de Diderot revela a un progresista interesado en la consecución de una ciencia capaz de luchar en dos frentes: contra la especulación teórica y contra la presunción teleológica. Estos factores, en su opinión, resultan perniciosos, de suerte que deban superarse afianzando los procedimientos que garantizan una adecuada interpretación de la naturaleza, a saber: la <i>observación</i>, la <i>reflexión</i> y la <i>experiencia</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Muchas de las ideas que aborda Diderot, ciertamente, pretenden probar la tesis de que el avance del conocimiento y la confianza que el hombre deposita en este han sido afectados por el predominio de la abstracción. Insiste, por ello, en la importancia de reconciliar la acción con la teoría, de situar siempre los pensamientos en “la tierra” y de propender por una imagen totalizada del mundo que evite el estudio independiente de los fenómenos.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Este planteamiento responde a una distinción trazada por el mismo Diderot entre dos clases de filosofía, la racional y la experimental. Según él, mientras estas operan aisladamente no logran establecer una imagen entera del mundo: la primera, porque lo reduce a metafísica; la segunda, porque lo asume como puro devenir. Así, el conocimiento de lo que existe solo advendrá cuando se favorezca una dinámica de complementariedad –<i>pari passu</i>- que asegure el equilibrio entre <i>ἐπιστήμη</i> y <i>πραξις</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Diderot no olvida destacar la lentitud que entraña un proceso como este. Su labor de enciclopedista, sin duda, reforzó esa conciencia sobre la inconmensurabilidad de los fenómenos y, complementariamente, sobre los límites a los que se aboca el entendimiento a raíz, tanto de la imperfección de los instrumentos con los que trabaja, como de los obstáculos que surgen de nosotros mismos: los prejuicios, el olvido o las supersticiones.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Es por esto que Diderot concibe la <i>observación</i>, la <i>reflexión</i> y la <i>experiencia</i> como elementos que tendrían que desplegarse indefinidamente. En efecto, se trata de procedimientos asociados a una obra –la del conocimiento- que, si bien no se consumará por completo, debe emprenderse de forma lenta y permanente. El ritmo de esa ciencia sigue, de algún modo, la famosa doctrina de Augusto del <i>festina lente</i> –“apresúrate lento”- y, además, apela al criterio de <i>utilidad </i>para evaluar la medida de su desarrollo, pues su meta no se reduce al descubrimiento de lo que existe y sus cualidades, sino que explora igualmente los posibles empleos de las investigaciones.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Como se mencionó, Diderot aprovecha toda una parte de su disertación (parágrafos 32 al 38) para proponer, precisamente, ejemplos de estudios que, dentro de la física, la astronomía o la medicina, prueban la validez de sus ideas. De hecho, recuperando algunas de sus indagaciones sobre el arte, emplea también dicho campo para ilustrar, por un lado, el mundo inabarcable al que se aboca el artista y, por otro, su constante empeño en hallar las formas de expresión que puedan dar cuenta de este.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Debido a que su texto está dirigido a “los jóvenes que se disponen al estudio de la filosofía natural”, complementando sus elucubraciones, Diderot expone una serie de sugerencias que él estima provechosas. Las hay de todo tipo: por ejemplo, escuchar a quienes refutan o contradicen, pues esto ofrece la oportunidad de fortalecer las concepciones propias; no pretender que los seres cambien de acuerdo a las nociones que tenemos de ellos; o cerciorarse de que las generalizaciones partan de un número ingente de experiencias.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Diderot también exhorta a ser precavido en el uso de las analogías; llama la atención sobre el tiempo que es propio de cada fenómeno y cómo el investigador debe adecuar sus métodos e instrumentos para no vulnerar esa marcha; alerta sobre la precipitación que amenaza siempre que se investiga; y, como quedó dicho, se opone radicalmente a aceptar que el mundo y la ciencia sean teleológicas. En ello parece Diderot haber heredado sin objeciones el juicio de Spinoza: “La naturaleza no tiene fin alguno prefijado y todas las causas finales son, sencillamente, ficciones humanas”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por supuesto, este optimismo ilustrado no reduce a Diderot al fanatismo. Ya en la dedicatoria de su libro establece lo que parece ser una petición de principios: entender que la naturaleza no es dios, que el hombre no es una máquina y que una hipótesis no es un hecho. Además, reiteradamente nos remite al tema de la limitación humana, señalando –como al inicio de sus <i>Pensées</i>- que aquello que consideramos la gran historia de la naturaleza, no es más que la imagen incompleta de un instante.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Desde esta perspectiva, <i>Sobre la interpretación de la naturaleza</i> es un libro inteligente. Como producto de su época, trasluce el afán que impulsa al hombre hacia el conocimiento y la superación de la heteronomía; pero, por otra parte y casi intempestivamente, se levanta para vindicar los velos detrás de los cuales se esconde el mundo y, ante todo, para advertir sobre la imposibilidad de responder totalmente las preguntas que evitarían que fuésemos, en tanto humanos, otra de las formas de la imperfección.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">DIDEROT, D. (1992) <i>Sobre la interpretación de la naturaleza</i>. Barcelona: Anthropos.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">TAILBY, R. (1765) <i>A Philosopher Giving a Lecture at the Orrery</i>.</span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-51165806642394488372023-04-14T23:52:00.005-05:002023-04-15T21:08:25.959-05:00Joseph Conrad - La locura de Almayer<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5XyWhKJ-yreTBNxDWui4G7XW_rte5_pF-N-XJPYQWsX0lHeL2ytNQwjiqBCnEpUBy5YgYV43-AGRVt_hx4i7sNEckLUJL2HaEVjLco-bpBW2ULq24fN7PNhEImn_RPVuwk7kfgUlZ2qG0QgHXz82pGViBCEtGvdNuhXV76X3LFuZ_j02tYjNSvRcv5w/s2170/Joseph%20Conrad%20-%20La%20Locura%20de%20Almayer.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1245" data-original-width="2170" height="368" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5XyWhKJ-yreTBNxDWui4G7XW_rte5_pF-N-XJPYQWsX0lHeL2ytNQwjiqBCnEpUBy5YgYV43-AGRVt_hx4i7sNEckLUJL2HaEVjLco-bpBW2ULq24fN7PNhEImn_RPVuwk7kfgUlZ2qG0QgHXz82pGViBCEtGvdNuhXV76X3LFuZ_j02tYjNSvRcv5w/w640-h368/Joseph%20Conrad%20-%20La%20Locura%20de%20Almayer.jpeg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Pocas ediciones de <i>La locura de Almayer</i> (1895) incluyen la nota de autor en la que Conrad explica cómo esta obra fue concebida en oposición a las críticas que, durante su época, solían descalificar los relatos basados en lo extraeuropeo como “barbarizantes”. Una omisión desfavorable, pues, con ella, se esfuma el anuncio de uno de los derroteros que sigue la novela, a saber: la defensa de aquel mundo tradicionalmente calificado de <i>salvaje</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Dicha reivindicación no consistió en denostar lo europeo o avivar las diferencias para mostrarlas irreconciliables. Por el contrario, Conrad sostuvo la posibilidad de vincular ambas instancias, la europea y la foránea, a partir de la certeza de que el “escenario de la vida” se dibuja con los mismos detalles en el conjunto de la Naturaleza y, complementariamente, que los hombres, sin importar su procedencia, reproducen rasgos comunes.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Para alcanzar tal objeto, Conrad estructuró una novela que retrata la decadencia del viejo negociante Almayer, un descendiente de europeos que, después de casarse con una mujer malaya a razón de un compromiso adquirido, se instala en las riveras del río Patai como factótum, hasta que su falta de astucia para los negocios, la mala suerte y la férrea oposición de los nativos lo condenan a la ruina.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La novela proyecta, así, dos focos de trabajo: el del colono en busca de enriquecimiento y el de la discusión racial. Respecto de lo primero, son ya dicientes los espacios en los que transcurre la historia: Macasar –“un hervidero de vida y comercios: punto en el que gravitan los buscadores de fortuna”- y, más tarde, Kalimantan, zona destinada por los europeos para la explotación de recursos y la apertura de rutas comerciales.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La imagen de Almayer, en todo caso, no coincide con la de los colonos que se impusieron a finales del siglo XIX en África, Asia u Oceanía, sino a la del hombre blanco que, contrariamente, fracasa en este empeño. Esto explica que el libro narre las vicisitudes de Almayer en su relación con los nativos malayos, destacando que el sentido común de estos les permite mantenerse en ventaja y, así mismo, que los propios prejuicios de Almayer impiden que sea visto por ellos con el respeto que se desprende del valor o la sabiduría.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">A Conrad le interesa subrayar ese carácter pusilánime contrastando, por un lado, los vanos deseos de dominio que cultiva Almayer con su progresivo menoscabo y las humillaciones que sufre entre los “salvajes”. Pero, por otra parte, Conrad también se ocupa de la forma en la que esa falta de fortaleza se convierte a los ojos de otros colonos en un motivo de burla y desprecio; de allí que la obra atestigüe la caída progresiva del protagonista en las dos esferas en las que se desenvuelve su vida.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Paralelo a esta indagación, el autor aborda el problema, a todas luces más espinoso, del mestizaje. Inicialmente, en la larga analepsis que da cuenta de la juventud de Almayer, ese asunto está ligado a la vergüenza que siente el personaje por haber contraido matrimonio –obligado por las circunstancias- con una malaya que, en su opinión, posee la condición de esclava. Esa sensación se irá haciendo más intensa pues, paradójicamente, aquella mujer, no solo rehúsa el verse como servidora, sino que, paso a paso, pondrá al descubierto su menosprecio por la simpleza del hombre blanco.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El mutuo resentimiento que sostienen estos personajes se halla atado a sustratos culturales que ambos consideran indeclinables: en el caso de la mujer, la superstición, la creencia en los <i>djinn</i> y los talismanes, la admiración por la entereza malaya, etcétera; en Almayer, por su parte, el interés material, la convicción de la superioridad racial y la orientación de la acción –<i>ad calendas graecas</i>- hacia el progreso.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">De cualquier forma, donde Conrad sondea con mayor agudeza el mestizaje es en el vínculo entre Almayer y Nina, su hija. La niña no es, en tanto vástago de un europeo y una malaya, ni lo uno ni lo otro, y esa dualidad definirá, incluso, su carácter. Ella estará, por decirlo así, en medio del fragor de sus padres hasta que Almayer pierda también este conflicto, tanto porque le resulta imposible revelar a su hija ese otro mundo del que es portavoz, como por la creciente influencia de su madre y el romance con Dain, el príncipe malayo que reproducirá, ante Nina, la temeridad y grandeza de los jefes malayos.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Es importante destacar que el tratamiento de Conrad es todavía más complejo: no se limita a las descripciones manidas de los blancos como usurpadores y de los “no-europeos” como diferentes o exóticos; antes bien, involucra otros elementos que elevan la dificultad del problema. El principal es que Almayer defiende una posición asaz extraña, pues propende por los valores del europeo sin haber estado jamás en Europa. Es cierto que desciende de blancos, pero él nació en Buitenzorg y, en consecuencia, su imagen del continente es para él mismo un misterio construido a partir de los relatos de su madre.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El otro aspecto problematizador es que, aunque para malayos y europeos, el mestizaje se presente como una zona de indefinición, hay matices que salvaguardar. Para Almayer, por ejemplo, resulta <i>reprochable</i> que un hombre blanco se case con una malaya, tal y como a él la mala suerte lo forzó a hacer; pero es <i>imperdonable</i> que una mujer blanca lo realice con un malayo. A esta idea se aferra con locura Almayer, ya que su hija, si bien no totalmente, es la mujer blanca más cercana a él en aquella tierra de bárbaros y, por ende, le aterra pensar en entregarla a uno de ellos.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En todo caso, si antes se mencionó que la nota introductoria escrita por Conrad constituye un indicador hermenéutico es porque, más allá de todos estos desencuentros, las situaciones de la obra van remarcando que, en el fondo, “el bárbaro y el que llamamos civilizado se encuentran en el mismo terreno”, o sea, el del honor, los celos, los rencores o la ambición. En este sentido, la novela ejecuta una especie de fundición que reduce las diferencias a un plano exterior o nominal, mientras conserva las similitudes de los rasgos internos.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por supuesto, pareciera que la novela exhíbe el hundimiento del hombre blanco; sin embargo, leída con atención, en realidad, esta concluye que la suerte es errática y envuelve a todos en su contingencia: a Almayer, Lingard, Abdullah, Dain o Nina. Aceptando dicha lectura, podría sostenerse que el mayor punto de convergencia entre los hombres es la infelicidad que deriva de su obstinación por determinados prejuicios y valores. Y, por ello, acaso la única sabiduría a la que quepa aspirar corresponda a la que el propio Almayer personifica al final de sus días, es decir, la de dedicarnos a olvidar todo aquello en lo que hemos creído.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">CONRAD, J. (2011) <i>La locura de Almayer</i>. Barcelona: Barataria.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">THOMPSON, E. (1879) <i>The Remnants of an Army.</i></span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-7998584036849932842023-01-31T09:16:00.003-05:002023-01-31T09:26:21.736-05:00Robert Walser - La Habitación del Poeta<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2fRPI1vDaVu9D25rT96IsbNCu-sI4HipexIrYg7F-or_CxAWh8k9fym5eVoW_xvPdkuj3OILPydQ38MOq7WMbLPFLZfqpdYDg5F0YuKfpjtWyeahejKifOs84z8TPF418JaLeN4ckdjZiHMnSjh7nhxxHV9pLwxXBcuS3mm_fzIuHw0qSj6vOv3JVYQ/s2000/Robert%20Walser%20-%20La%20habitaci%C3%B3n%20del%20poeta.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1367" data-original-width="2000" height="438" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2fRPI1vDaVu9D25rT96IsbNCu-sI4HipexIrYg7F-or_CxAWh8k9fym5eVoW_xvPdkuj3OILPydQ38MOq7WMbLPFLZfqpdYDg5F0YuKfpjtWyeahejKifOs84z8TPF418JaLeN4ckdjZiHMnSjh7nhxxHV9pLwxXBcuS3mm_fzIuHw0qSj6vOv3JVYQ/w640-h438/Robert%20Walser%20-%20La%20habitaci%C3%B3n%20del%20poeta.jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Tras una ardua labor de rastreo y recuperación, hace algunas décadas se logró organizar el <i>corpus</i> titulado <i>La habitación del poeta</i>, conjunto de textos desconocidos que Robert Walser habría escrito entre 1896 y 1910 para ser publicados en distintos periódicos de Austria, Alemania, Suiza y Hungría.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El libro, por tanto, remite a la época en la que Walser vendía sus escritos a las agencias encargadas de abastecer las secciones culturales o de entretenimiento de los diarios europeos y reúne textos que se salvaron de desaparecer en las manos del propio Walser (como fue el caso de tres de sus novelas) o dispersos en la corriente de las pequeñas publicaciones.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Hay tres tipos de textos recogidos aquí: prosas, poemas y fragmentos. Los primeros conforman la mayoría y, sin duda, superan el cuento en tanto género, debido a la ambigüedad desde la que fueron concebidos. Los poemas, por su parte, son apenas cinco, todos caracterizados por su sencillez estructural y el modo en que compaginan humor y sabiduría estoica. Los fragmentos, finalmente, siguen la orientación de la estampa para desarrollar temas de índole social.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Como bien afirma Bernhard Echte, a pesar de su aparente disparidad, los textos de Walser están unificados por una <i>banalidad provocadora</i>, esto es, por el gusto que encuentra el autor en lo insólito. De tal suerte, sin importar que Walser se incline por la narración, la semblanza o, incluso, a veces, la crítica literaria, siempre se hallará en él la exploración de lo ordinario como algo que sucede inusitadamente.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En este sentido, cabe señalar que, en <i>La habitación del poeta</i>, así como ocurre en sus obras más importantes, apropiándose de una escritura enfática, Walser recoge todo tipo de excentricidades: ancianos que se quitan máscaras, poetas que viven en bañeras, hombres que sostienen romances con estatuas, niños que antes fueron olas o funcionarios que confiesan sus problemas a las flores.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por supuesto, Walser no se limita a elaborar un inventario excéntrico. Detrás del modo en el que se acerca a tanta irreverencia se halla un sustrato filosófico: la idea de que la igualdad de los hombres revela una facilidad que no concuerda con el afán de hacernos diferentes. En otras palabras, hay una “rareza inmensa, irrefutable” que no coincide con nuestra supuesta uniformidad y, en consecuencia, debemos cortar ese ritmo monótono que menoscaba la capacidad de ser y vivir lo otro.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Lo que pretende indicar Walser es que cientos de matices escapan habitualmente de la mirada. En <i>Algo sobre el ferrocarril</i>, por ejemplo, los pasajeros del tren observan las ciudades desde la ventana como si se tratara de “imágenes sin vida” y, sin embargo, allí está hirviendo todo: el golpe del herrero, el relincho del caballo, el llanto de un niño, el ruido de las máquinas, la alegría de un secreto. Y lo mismo ocurre en <i>De la lectura de la prensa</i>, relato que desvela el sinnúmero de hechos inadvertidos que pululan en la plétora de las noticias.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Siguiendo esta convicción, Walser explora la ciudad como un “mar agitado” que resulta confuso para sus habitantes: en ella hay siempre algo a la vez familiar e inconcebible. El asunto es que en la mayor parte de las personas triunfa el abotargamiento y, así, pocos están dispuestos a la menor ruptura o estropicio, olvidando aquel precepto que nos abriría más los ojos y que Walser recuerda en el cuento <i>Niños y casitas</i>: “Muchas cosas raras son posibles”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Teniendo en cuenta lo expuesto, puede sostenerse que esta obra de Walser pone en marcha un juego de vaivén: la extrañeza conduce a la familiaridad, mientras que la intimidad devuelve a la distancia. Dinámica, por cierto, a la que el propio Walser parece referirse como <i>cultivo de la atención</i>, es decir, una clase especial de sensibilidad y movimiento que ha de servir para salvar los sucesos de la vida.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por esta razón, como antes lo fuese para von Kleist, el atributo que descuella en Walser como escritor es el de la hipersensibilidad, solo que, en su caso, esa apertura no se da hacia el plano de lo onírico, sino de lo real –diríase, inclusive, de lo fáctico-. Él mismo expone esta condición al sostener que “el escritor acecha los acontecimientos, persigue las rarezas del mundo, busca lo extraordinario y verdadero (…), está siempre a punto, siempre dispuesto a atacar por sorpresa (…) con su afilada pluma, impregnada del terrible veneno que es el don de la observación”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Semejante concepción implica una desintegración inevitable de la subjetividad. Para Walser solo existe una religión a la cual el escritor apela: refugiarse en la vida de los demás, pues aunque él, como autor, escriba la primera frase del texto, a lo largo de este ya no querrá saber nada más sobre sí. Acaso se trate de una suerte de sacrificio, de disgregación que, muy a tono con lo que sería después la filosofía de Levinas, invita a dar vida a los otros dejando la propia existencia lo menos posiblemente vivida.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Esta idea está todavía más fortalecida con la crítica que Walser hace, si bien no declaradamente, al progreso y la técnica, ya que estos rasgos de la civilización que, en lo cotidiano, el hombre experimenta a través del tráfico, el ruido, la rapidez de los cambios, etcétera, son barreras que impiden alzar la vista hacia lo heterogéneo y llenarse de todo lo que provee una atención mejor dispuesta.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;"><i>La habitación del poeta</i> es, en síntesis, una invitación a ver el mundo desde una fórmula que facilita una percepción más clarificadora del tiempo, del movimiento que se oculta en la experiencia y, así mismo, es una fuerza que impulsa a vivir la sorpresa de lo común y regular, evitando sucumbir ante la sentencia de la vulgata latina <i>nihil sub sole novi</i> –nada nuevo bajo el sol-.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">WALSER, R. (2005) <i>La habitación del poeta</i>. Madrid: Siruela.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">DALÍ, S. (1929) <i>Les plaisirs illuminés</i>.</span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-3315772610017367092022-12-28T08:49:00.015-05:002022-12-28T18:58:30.422-05:00Arthur Schopenhauer - Dialéctica Erística<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4VHwEbUj4A2Euim7Knw0WDAaJryxI-PKi-OAsSo0x_71ckMXhswrjm6NsaH9UiW9c8AJWx5A5EL81aHZKRbOlXWRRoEerxgUdRe5aHcCr8iRPmXvVBbQOe4tI9PBBUEzlFd326xjcbhBskU-nb-hMC1-F2GforJLoBzM08FfR3l5NCanCKq4gH8uX7A/s924/Arthur%20Schopenhauer%20-%20Diale%CC%81ctica%20eri%CC%81stica.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="763" data-original-width="924" height="528" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4VHwEbUj4A2Euim7Knw0WDAaJryxI-PKi-OAsSo0x_71ckMXhswrjm6NsaH9UiW9c8AJWx5A5EL81aHZKRbOlXWRRoEerxgUdRe5aHcCr8iRPmXvVBbQOe4tI9PBBUEzlFd326xjcbhBskU-nb-hMC1-F2GforJLoBzM08FfR3l5NCanCKq4gH8uX7A/w640-h528/Arthur%20Schopenhauer%20-%20Diale%CC%81ctica%20eri%CC%81stica.png" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Julius Frauendstädt, albacea de Schopenhauer y editor de sus escritos póstumos, publicó por primera vez en 1864 el libro <i>Eristik</i>, texto que el filósofo había preparado durante su época de profesor en Berlín (1820-1831) como respuesta a la creciente degeneración de las discusiones académicas y la excesiva especulación de muchas de ellas.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El texto participa, por ello, del giro con que Schopenhauer enfrentó, tanto el idealismo alemán como el auge del hegelianismo, instancias que, a su parecer, estaban plagadas de galimatías. Así, en medio de los reveses que sufría por entonces –a raíz del <i>affaire Marquet</i>, el desinterés que causaba su obra y el fracaso de sus traducciones-, Schopenhauer se lanzó a la redacción de este opúsculo con el que radicalizaba su pesimismo y viraba hacia una filosofía de tono más práctico.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Lastimosamente, el libro no llegó a publicarse mientras Schopenhauer vivía, sino que fue archivado como esbozo bajo el título <i>Eristische</i> hasta cuando apareció acerca de él un comentario retrospectivo en <i>Sobre la controversia</i>, ensayo de <i>Parerga y Paralipómena</i> (1851) en el que el autor da cuenta del propósito que tenía aquel texto y el camino por el que trató de llevarlo a término.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Schopenhauer aclara que las astucias a las que se recurre para tener razón son tan variadas y se repiten tan regularmente que no puede eludirse la reflexión sobre ellas. De este modo, él quiso “separar lo que tales estratagemas tuvieran de puro formal de lo material y, como si de un limpio anatómico se tratase, observarlas detalladamente”. El origen de estos “ardides” los atribuye Schopenhauer a la maldad e improbidad connaturales del hombre, de suerte que, en su opinión, su estudio y uso estén justificados.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El libro presenta 38 estratagemas –<i>Kunstgriffe</i>- inscritas en lo que el filósofo denomina <i>dialéctica erística</i>. Estas pueden utilizarse para atacar y defenderse en las discusiones o, visto desde el lenguaje aristotélico, para formular –<i>κατασκευάζειν</i>- y refutar –<i>ὰυασκευάζειν</i>- enunciados.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En este sentido, para Schopenhauer la dialéctica es, ante todo, el “arte de discutir de tal manera que se tenga razón lícita o ilícitamente”. Se trata de una <i>τέχνη</i> a la que no le interesa la consecución de la verdad objetiva, sino la imposición sobre un contrincante en el marco de una discusión; por consiguiente, su éxito se mide siempre <i>a posteriori</i>, es decir, una vez se concluye la disputa y se conoce quién prevaleció en ella.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La <i>dialéctica erística</i>, expuesta así, no es <i>lógica</i> –pues desatiende el problema de la verdad- ni mera <i>sofística</i> –porque no pretende hacer pasar por verdadero lo falso-. Más bien, es una esgrima intelectual que se vale de todos los movimientos propios de la deshonestidad, usualmente concebidos como subterfugios o engaños para imponer de forma práctica un punto de vista.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El libro de Schopenhauer ofrece inicialmente un prefacio, luego una sección titulada <i>Base de toda dialéctica</i> –en la que se explican los modos y vías a través de los cuales se adelanta convencionalmente la formulación y refutación de las tesis- y, finalmente, el desarrollo de cada una de las estratagemas por medio de una aproximación conceptual y ejemplificaciones en buena parte de los casos.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Esas estratagemas podrían clasificarse apelando a dos criterios. El primero se atendría a su procedimiento, esto es, si este se hace enmascarándose en el discurso o si, por el contrario, se muestra en él abiertamente. El otro criterio radicaría en dividirlas señalando las que movilizan primordialmente un ataque y aquellas otras que se centran en un desplazamiento defensivo.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Entre las estratagemas que tienen énfasis en el ataque se cuentan, por ejemplo, usar premisas falsas (E5), provocar la irritación del oponente (E8), introducir conclusiones apresuradas (E11), elegir símiles de acuerdo a nuestra conveniencia (E12), conseguir que el público se ría del adversario (E28), utilizar el vulgo como argumento <i>ad verecundiam</i> (E30), aturdir con una locuacidad excesiva (E36) o ultrajar groseramente al contrincante (E38).<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por su parte, entre las estratagemas predominantemente defensivas se hallan ampliar exageradamente la tesis rival (E1), cambiar el sentido de lo dicho o llevarlo al absurdo (E3 y E23), apresurar cambios de conversación –<i>mutatio controversiae</i>- (E18), no aceptar peticiones de principio (E22), aducir contraejemplos –<i>instantia</i>- que nieguen las afirmaciones (E25), devolver el argumento contra quien lo expuso –<i>retorsio argumenti</i>- (E26), declararse incompetente para entender lo que se dice (E31) o ligar la tesis esgrimida con cosas aborrecibles (25).<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Como se ve, todas estas argucias constituyen un inventario amplísimo, del cual cada hombre se sirve de acuerdo a su grado de maldad, pues, como se indicó, para Schopenhauer, el hombre posee estos recursos de forma innata y vive en un terreno de discordia permanente con los otros. Algo que explica, por cierto, la decisión tomada por Schopenhauer de usar palabras cuya etimología, de entrada, establece esa convicción belicista: <i>στρατήγημα</i> –vinculada a las maniobras militares- y <i>ἐριστικὴ</i> </span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 17.3333px;">–</span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 13pt;">que remite a la diosa griega de la discordia-.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En <i>Parerga y Paralipómena</i> Schopenhauer ponderaba menos radicalmente esta postura e indicaba que todos esos subterfugios, aunados a la vanidad e improbidad que los auspician en los hombres le resultaban a esas alturas “repugnantes”. Sin embargo, en una época como la nuestra, en la que por todas partes se propaga el relativismo, acaso sigan vigentes, tanto la visión pesimista que tenía Schopenhauer frente al mundo, como el uso de todas estas artimañas que solemos mirar con desprecio, aunque nuestro propio discurso esté atravesado por ellas.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">SCHOPENHAUER, A. (2007) <i>Dialéctica erística</i>. Madrid: Trotta.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">BROECK, C. v. d. (1500) <i>An Allegory of Truth and Deception.</i></span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-40417958513740012792022-12-22T00:53:00.014-05:002022-12-23T08:48:58.847-05:00Roberto Juarroz - Séptima Poesía Vertical<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlw5-Fu2dVi2N6U_uP5lBBIZknCc2z-YpcEj_C4EkHlhfGPHgAxUTVdQ_Aaw68nsEcrqyJgRIOozeTEqlD9vJae4rYfpdPrEYUT5Rz_k3zVTeE5ESD52-hKGD8NeMY0Em4QO4AJjwQIJRHdqthqOlXczVASewAY-sDqan6Yx_oNHW1xMQwnRUQ0ELzTQ/s3162/Roberto%20Juarroz%20-%20Se%CC%81ptima%20Poesi%CC%81a%20Vertical.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2561" data-original-width="3162" height="518" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlw5-Fu2dVi2N6U_uP5lBBIZknCc2z-YpcEj_C4EkHlhfGPHgAxUTVdQ_Aaw68nsEcrqyJgRIOozeTEqlD9vJae4rYfpdPrEYUT5Rz_k3zVTeE5ESD52-hKGD8NeMY0Em4QO4AJjwQIJRHdqthqOlXczVASewAY-sDqan6Yx_oNHW1xMQwnRUQ0ELzTQ/w640-h518/Roberto%20Juarroz%20-%20Se%CC%81ptima%20Poesi%CC%81a%20Vertical.jpeg" width="640" /></a></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Esta <i>Séptima poesía vertical</i> (1982) se halla justamente en la mitad del itinerario poético de Roberto Juarroz, pues la obra del autor consta de catorce libros homónimos –el último de ellos publicado póstumamente-, y presenta algo más de cien poemas cuya norma de escritura es: “El último poema se parecerá al primero”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El que Juarroz haya mantenido el mismo título para sus libros y un estilo más que homogéneo en sus poemas indica que ambos </span><span style="font-family: georgia, serif; font-size: 17.33333396911621px;">–libros y poemas- </span><span style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;">fueron creciendo orgánicamente, es decir, que cada uno de ellos está incorporado en un todo superlativo: el proyecto de esa mirada que desde la </span><i style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;">verticalidad</i><span style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;"> emprende la resemantización del mundo.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Probablemente cualquier poesía efectúe un programa como este, pero el carácter filosófico de Juarroz singulariza el suyo a tal grado que puede concebirse la <i>poesía vertical</i> como una disposición fenomenológica en la que pensar equivale a nombrar y mirar a hablar, todo ello convergiendo sin restricciones en la experiencia abierta por el poema.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Debido a estas cualidades, los críticos suelen calificar la poesía de Juarroz de <i>metafísica</i> y no es desacertado hacerlo porque él mismo concibe las ideas como ojos, como mecanismos para mirar verticalmente, esto es, desistiendo de esa horizontalidad plana, sin vértigos, que aprendemos por imitación y que se afinca en las identidades, nomenclaturas y posiciones.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Para Juarroz, además de esa mirada fija, existe otra capaz de mutar o inventar su propia óptica. A esta clase pertenece la <i>mirada vertical</i> que, dejando atrás los convencionalismos de espacio y tiempo, hace surgir nuevas y numerosas zonas de la realidad: toda una cartografía compuesta por lo indefinido, ignorado e intersticial.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Es posible aproximarse a las particularidades de esta mirada por diferentes caminos. Uno consistiría en entender la <i>verticalidad</i> como una visión desde la que todo parece fuera de sitio. Acaso en esto se asemeje a lo vivido en las alucinaciones, ya que también en los poemas de Juarroz hay una crisis radical de los registros, “unos ojos más abiertos que el mundo” y una proliferación de presencias que no tienen nombre o han sido apenas provisoriamente bautizadas.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La otra ruta resulta mucho más declarativa. Supondría que la poesía de Juarroz obliga, en primer lugar, a consentir nuestra ignorancia, a admitir la inconmensurabilidad del mundo y el modo en el que las palabras tratan –a veces vanamente- de sostenerlo o soltarlo. Desde esta perspectiva, la <i>verticalidad</i> sería, alternativamente, un trabajo de deconstrucción con el que se retiran los significados caducos de la realidad y, así mismo, el gesto que permite al poema alzarse hasta el lugar de esas nuevas imágenes que deben poblarse convenientemente.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">De lo que no cabe duda, más allá de estas dos concepciones, es que Juarroz transgrede sistemáticamente los límites; con cada verso las cosas son forzadas a dar algo más y, en consecuencia, el poema provoca un incontrolable desborde: “He descubierto un color negro –dice Juarroz- más negro que el negro”. Se trata del prurito por acentuar las márgenes, los paréntesis, las interferencias, todas esas áreas y superficies que carecen de soporte, pero cuya existencia constata el poema.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La manera en la que Juarroz asume la desubicación de lo que existe, su marginalidad, exilio, etcétera, explica el interés que han tenido los franceses en su poesía. En todo caso, no es menos cierto que la relación entre esta y las teorías de los posestructuralistas –Derrida, Barthes o Deleuze, por ejemplo- se ha establecido solo incipientemente y, por tanto, todo el interés de Juarroz por la <i>diferencia</i> como expresión emergente está todavía por dibujarse: “Todo hombre necesita una canción intraducible”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por demás, la impronta filosófica en Juarroz, como se indicó, es insoslayable. Sus poemas ofrecen un inventario amplísimo de cuestiones asociadas al valor del <i>no-ser </i>y, especialmente, a la tensión entre el flujo y la permanencia, tema heracliteano que obsesiona a Juarroz y lo lleva a decir: “Ser algo es ya una forma de no serlo”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La naturaleza de estos problemas explica que Juarroz se apropie del silogismo para ponderar opuestos, contrastarlos y proyectar unificaciones. Una labor desafiante, primero, porque su poesía es pendular, esto es, trabaja las antinomias siempre en movimiento –diríase mejor, en oscilaciones-; y, segundo, porque la lista de elementos puestos en juego es ingente: olvido y memoria, pensamiento y vacío, adentro y afuera, dios y hombre, vida y muerte, imagen y reflejo, presencia y ausencia, monólogo y diálogo, cuerpo y sombra, entrada y salida, vigilia y sueño, entre otros.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por supuesto, también el uso riguroso del oxímoron y la sinestesia permiten a Juarroz generar la <i>contradictio in terminis</i> que está implicada en su idea de <i>verticalidad</i>. Hay una variación absoluta de los puntos de referencia, ampliados o reducidos, en ocasiones también trastocados o borrados, y únicamente apelando al recurso de estas figuras pueden sus poemas expresar las líneas de semejante (de)formación.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Con la <i>Séptima poesía vertical</i>, así como sucede con sus otros poemarios, Juarroz nos aboca al asunto del mirar: “La mirada de afuera no sirve para mirar adentro / La mirada de adentro no sirve para mirar afuera / ¿Dónde está el ojo único?”. Sus poemas, por ello, esbozan la visión que se dirige hacia todas las direcciones, el pensamiento que hila todos los extremos; solo que en el ínterin, en medio de ese finísimo tejido que va creciendo, una y otra vez nos recuerdan que pensar y mirar son siempre movimientos efectuados sobre el abismo de las incertidumbres.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">JUARROZ, R. (1982) <i>Séptima poesía vertical</i>. Caracas: Monte Ávila.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">MAZURU, D. (1984) <i>Les voix intérieures</i>.</span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-49192833521153239062022-12-08T15:43:00.014-05:002022-12-09T04:09:02.532-05:00Fedor Dostoievski - Humillados y Ofendidos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjfXrG0cG7iZewoJYk85DMK30WeOvGBxS-p5duXzgyC5xPRGrukzeut3BSYjttR-rm2jyKvMJvpXTjfbuPPZXTLdBT3mzR0OPFgHuKk6tGYc8eazCHl_vsbJJ51F1idnQr-XPOPMaej6ICYKHALdPJMBgoB9SOI9J0Fhn0-M66sy4py3egBjZCQT4kjw/s2500/Fio%CC%81dor%20Dostoievski%20-%20Humillados%20y%20ofendidos.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2000" data-original-width="2500" height="512" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjfXrG0cG7iZewoJYk85DMK30WeOvGBxS-p5duXzgyC5xPRGrukzeut3BSYjttR-rm2jyKvMJvpXTjfbuPPZXTLdBT3mzR0OPFgHuKk6tGYc8eazCHl_vsbJJ51F1idnQr-XPOPMaej6ICYKHALdPJMBgoB9SOI9J0Fhn0-M66sy4py3egBjZCQT4kjw/w640-h512/Fio%CC%81dor%20Dostoievski%20-%20Humillados%20y%20ofendidos.jpeg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;"><i>Humillados y ofendidos</i> (1861) fue la primera novela escrita por Dostoievski tras su confinamiento en Siberia y la obra con la que intentó recuperar el interés que años atrás había despertado con su libro <i>Pobres gentes</i> (1846). Lastimosamente, ese propósito no se materializó por completo, en buena medida, debido a la influencia de críticos como Grigoriev que reprocharon la supuesta propensión del autor a convertir sus personajes en títeres.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El mismo Dostoievski reconocía las limitaciones de esta obra, originalmente publicada por entregas en la revista <i>Vremia</i> –propiedad de su hermano-, aunque la defendía de los ataques arguyendo que en ella se encuentran algunos pasajes llenos de vida y, por lo menos, cincuenta páginas de las que personalmente se sentía orgulloso.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Tal arraigo tuvo esta obra para Dostoievski que resultaría difícil desprenderla de su sustrato biográfico. Es verdad que en ella no hay alusiones a Siberia, pero, valiéndose de un narrador intradiegético –que, además, es escritor-, la novela plantea muchas cuestiones que atañen a la estrechez en que vivía Dostoievski, el modo en que aplacaba sus nervios con la escritura, la mala reputación que enfrentaba como hombre de letras, su relación con una aristocracia que lo restringía y hasta su reacción ante los comentarios que lo tildaban de autor esforzado.<o:p></o:p></span></div>
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<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Hay, además, hilvanadas en la narración, varias referencias a la <i>opera prima</i> de Dostoievski. Con ellas se recupera el estado previo a la publicación de aquel libro que dio forma a “penas y alegrías” que él mismo compartía y; adicionalmente, se replican las objeciones que todavía entonces se alegaban frente a su final, a todas vistas desalentador.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Las indicaciones biográficas permiten dar cuenta, asimismo, de la enfermedad que acosaba a Dostoievski durante la redacción de la novela, mal que él calificaba de <i>terror místico</i> y; finalmente, a través de un par de incisos que funcionan como metarrelatos, el texto mismo vuelve sobre lo que constituyó el origen de sus personajes y líneas argumentales.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Fuera de esta suerte de biografía soterrada, <i>Humillados y ofendidos</i> es “una de esas historias sombrías, tenebrosas y alucinantes que suelen pasar inadvertidas bajo el cielo de Petersburgo”. En ella, utilizando una técnica especular, Dostoievski compagina dos relatos que tienen en común la ruptura familiar: padres que se sienten zaheridos por las hijas que los abandonan para seguir una ilusión e hijos que son burlados por sus padres cuando estos les imponen la fuerza de sus propios intereses.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">De este modo, la novela despliega uno de esos profundos exámenes, habituales en Dostoievski; en este caso sobre la psicología del ofensor y el ofendido, de quien humilla y el humillado. Para lo primero, el autor se vale del perfil del príncipe Valkovski: un hombre adusto, hostil, calculador, defensor de la “fría razón” y de la conducta sin escrúpulos que contraviene la metafísica filantrópica de personajes como Aliosha o Natasha.<o:p></o:p></span></div>
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<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Valkovski, en tanto ofensor, es una figura que se oculta si es necesario, pero tampoco encuentra reparos a la hora de mostrarse sin máscaras. Se burla de todo lo que los demás califican de sublime e invaluable y suele decir: “Para mí ha sido creado el mundo”, principio del cual desprende, no solo la legitimidad de sus acciones, sino su consigna para emanciparse de las trabas u obligaciones que la sociedad le interpone.<o:p></o:p></span></div>
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<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Dostoievski insiste en este modelaje, haciendo decir al príncipe: “Quien no se comporta de forma egoísta no hallará nada que hacer en este mundo”. Una sentencia que cuestiona, incluso, ciertas generosidades que, en realidad, parecen esconder una versión más mordaz de lo mezquino. El ofensor, así, se opone a todo afán solidario, llámese socialismo o familia, a la par que concibe lo demás en su simple papel de comparsa.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La psicología de los ofendidos, por su parte, es mucho menos unívoca. Dostoievski supera la visión de estos como víctimas de desalmados o locos. Su aproximación, de hecho, subvierte esta concepción para argüir que los ofendidos suelen ser “hombres y mujeres de corazón ingenuamente romántico” que llevan su devoción a extremos ridículos. Por tal razón, los personajes que cumplen esta condición en la novela –Natasha, Elena, Aliosha o el propio Vania- creen que su deber es sufrir hasta el final en nombre de una felicidad incierta y no existiría para ellos algo más noble que esta esclavitud voluntaria.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El malestar que los ofendidos experimentan, de acuerdo con Dostoievski, radica en ensalzar más de lo debido a los otros seres, porque todo dolor se multiplica cuando uno se sabe culpable. Por lo demás, no hay forma de sustraerse de esta situación porque estos hombres se obcecan con la idea del martirio, se complacen en ahondar religiosamente las heridas y convierten este sufrimiento en un rasgo hasta tal punto connatural de sus vidas que se convencen de la necesidad de descargarlo sobre otros, de volverlo un lastre hereditario.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Puede decirse, por ello, que los humillados y los ofendidos se cierran, se contraen y, solo en contadas ocasiones, pueden abrirse a la gratitud o al amor no metafísico. Acaso se vislumbren los únicos ejemplos de esto en el perdón y en el esbozo que la obra ofrece del socialismo, pues, en esas páginas –redactadas con toda la cautela de un expresidiario-, Dostoievski dibuja una nobleza solidaria, una virtud que insta a actuar recta y honradamente.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En el fondo de todo lo descrito habita el problema de la franqueza. ¿Cuántos apuros podrían evitarse si los hombres se expresaran cabalmente? Pero, también, ¿cuánto “hedor insoportable” saldría de esos pensamientos por fin expuestos? Por eso, la obra de Dostoievski desvela, tanto la paradoja de ser ofendidos casi siempre por los más cercanos, como la marca de ese destino de desconfianza, bien capturado en el verso de Polonski: “Mi casa es solo una habitación oscura y triste”.<o:p></o:p></span></div>
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<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">DOSTOIEVSKI, F. (2009) <i>Humillados y ofendidos</i>. Barcelona: Juventud.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">MALCZEWSKI, J. (1883) <i>Na etapie (Aresztanci)</i>.</span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-50761599936999288572022-11-29T10:16:00.028-05:002022-11-29T17:18:13.774-05:00Kenzaburō Ōe - Arrancad las Semillas, Fusilad a los Niños<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6moompedfx1nuOUOJLVo5KMqYHFzLEC52XTpnqsmbgivmz31PeSiVrJNSd2Vvly2nWC_eAbWplG8YgEpc1h4YSegUSDfcOfmycyRZdQjGol1Tq1SVHNuCLylJvbGhfhPWCVvyOMFCIfZXWCZJulrY-BH_g4u_ZO5Al16bMdw76Nwzts-yFnZmK9S_QA/s1024/Kenzaburo%20Oe%20-%20Arrandad%20las%20semillas,%20fusilad%20a%20los%20ni%C3%B1os.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="683" data-original-width="1024" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6moompedfx1nuOUOJLVo5KMqYHFzLEC52XTpnqsmbgivmz31PeSiVrJNSd2Vvly2nWC_eAbWplG8YgEpc1h4YSegUSDfcOfmycyRZdQjGol1Tq1SVHNuCLylJvbGhfhPWCVvyOMFCIfZXWCZJulrY-BH_g4u_ZO5Al16bMdw76Nwzts-yFnZmK9S_QA/w640-h426/Kenzaburo%20Oe%20-%20Arrandad%20las%20semillas,%20fusilad%20a%20los%20ni%C3%B1os.jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Antes de que la narrativa de Kenzaburō Ōe virara hacia la intimidad que exhibe desde <i>Una cuestión personal</i> (1964), muchas de sus inquietudes giraron en torno al tema de la guerra. Para comprobarlo bastaría leer obras como <i>La presa</i> (1957) o <i>Cuadernos de Hiroshima</i> (1963) en las que se despliegan consideraciones sobre los motivos, derroteros y consecuencias de este fenómeno.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La novela <i>Arrancad las semillas, fusilad a los niños</i> (1958) podría figurar también dentro de este grupo, ya que la Segunda Guerra Mundial provee el contexto de su trama. En la obra, quince niños de un orfanato son trasladados desde una ciudad que está evacuándose a raíz de los combates hacia una aldea donde, más tarde, serán abandonados, pues sus habitantes marcharán huyendo de una epidemia.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Ōe utiliza esta coyuntura para apuntar sus señalamientos. Condena, por ejemplo, la “locura colectiva” que la guerra desprende sobre Japón, el modo en que esta envilece los sentimientos y, sobre todo, la incongruencia que provoca en el comportamiento de los adultos, quienes, a pesar de sufrir el ataque de hombres lejanos, se llenan de aprensión hacia sus propios jóvenes y están dispuestos a castigarlos severamente.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Es cierto que lo que más interesa a la novela estriba, no en la guerra, sino en narrar la experiencia de los niños viviendo a su suerte; uno de los personaje lo declara perfectamente al decir: “Parece increíble que fuera de este pueblo haya una guerra”. Sin embargo, eventualmente Ōe enlaza a esta vivencia la figura de un soldado desertor que constituye el nexo entre el territorio aislado de la aldea y el conflicto que se vive en el resto de Japón.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Más allá, incluso, la misma formulación de la novela remite a un carácter, si no bélico, al menos conflictivo. La llegada de los huérfanos resulta incómoda para los nativos; estos mantienen una actitud escrutadora, cáustica, de manera que, sin serlo, los chicos son puestos inmediatamente en condición de extranjeros. A aquellos hombres les invade el orgullo de su casta ancestral y, en nombre de ella, se oponen a todo lo restante.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Frente a dicha reticencia –cuyo epítome es el bloqueo que los campesinos emprenden contra el pueblo- la primera reacción de los personajes es amoldarse, aceptar su rango de seres observados –“como las piedras, las flores o los árboles”-, animarse a sobrevivir pese a las contorsiones exigidas. Pero, esa sujeción que primero los abruma va mudando hasta convertirse en ira sorda: una hostilidad y un rencor que parecen dirigidos a todo el género humano.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Este es el nodo de la novela, porque el abandono al que son sometidos los niños sienta las bases para su transformación radical. Ellos atestiguan, sin duda, el estancamiento de un tiempo que parece, como todo en la aldea, requerir la supervisión adulta para moverse; pero, a partir de esa fatiga y encierro que padecen precipitan, uno a uno, los sucesos con los que van restituyendo su vida.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Lo interesante de Ōe es la manera en la que él conduce esta circunstancia hacia una especie de refracción, pues el abandono obliga a los niños a emprender, por sí mismos, el proceso civilizatorio o, si se quiere, a replegarse en la naturaleza para abrirse desde ella nuevamente hacia el mundo. La idea queda poéticamente evocada con la expresión: “Estábamos más cerca de los pájaros que de los adultos que nos apuntaban con sus armas desde la otra ladera del valle”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Este desplazamiento se vislumbra ya en el lenguaje estentóreo que utilizan los chicos y, principalmente, en su conformación siguiendo la estructura de clan. Será así, como manada, que conciban la realización de las tareas –la caza, la cocina, los castigos, los entierros- y como se inicie una tendencia hacia la jerarquización consistente en descollar por atributos como la valentía, la sagacidad o la fuerza.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La sexualidad es otro de los elementos desde los que se dibuja este primitivismo. La novela destaca por sus continuas alusiones a la anatomía, pero, en especial, por examinar cómo, dentro del aislamiento, este tipo de contacto surge desprovisto de cualquier sentimiento: los niños lo descubren como un deseo que los “impacta”, un instinto avasallador que los pone en la ruta del placer momentáneo.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Ōe desvela, así, en contraste con la guerra –la cual se apropia también, a su modo, de impulsos primigenios-, una experiencia en la que la vida necesariamente se retrae, aferrándose a los lazos constitutivos que la naturaleza le tiende. Son los animales, el campo, el fuego, la caza y, finalmente, los rituales en los que todo ello desemboca los componentes de esa forma de existir tribal y atávica que recuerda las palabras de Nietzsche: “Cantando y bailando se exterioriza el ser humano como miembro de una comunidad superior”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La muerte es, indudablemente, el otro gran hallazgo al que se abocan los personajes. La guerra y la epidemia multiplican, ante sus ojos, aquella imagen que, a la luz de su arcaísmo, es vista apenas como inexistencia futura, como fuerza que se prolongará hasta cubrir por entero el mundo; pero, también, en los momentos en que esta se cierne personalmente sobre ellos, la muerte será un misterio que echa raíces y que exige instaurar en el interior un mito propio.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En este sentido, <i>Arrancad las semillas, fusilad a los niños</i> es una obra que sigue un tránsito. La niñez abandonada expresa una regresión a lo rudimentario, pero, desde allí, el movimiento sigue su curso hacia el descubrimiento de la muerte y la conciencia de la individualidad como otra forma de aislamiento. En ambas direcciones parece desenmascararse lo mismo y esa es la certeza que palpita en la visión desgarradora del final: “Tanto dentro, como fuera, hay puños duros y brazos brutales dispuestos a golpearme”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">ŌE, K. (1999) <i>Arrancad las semillas, fusilad a los niños</i>. Barcelona: Anagrama.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">ISHIDA, T. (1997) <i>Jellyfish’s Dream</i>.</span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-41937531001546248562022-11-16T21:04:00.014-05:002022-11-17T16:57:03.466-05:00Antonio Gramsci - Cartas a Yulca<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipgsE17zSiEjBDWu-FmxkNdbED66GYjfPA5MdNeh4XQlE3A4Tq_wrtaR0994URnJePJgaHQzfglfLQGua7yxoXCUyMN1d_dAGbe0iky7DKeGJLCWTQ2b-3Mi3t1_tonZfFU0XrhEpYdzG-7ki1SOxIUrSt7CMel0R-7Ozl5qIW5xKAjxbbzsVXf2aDBw/s3000/Antonio%20Gramsci%20-%20Cartas%20a%20Yulca.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2226" data-original-width="3000" height="474" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipgsE17zSiEjBDWu-FmxkNdbED66GYjfPA5MdNeh4XQlE3A4Tq_wrtaR0994URnJePJgaHQzfglfLQGua7yxoXCUyMN1d_dAGbe0iky7DKeGJLCWTQ2b-3Mi3t1_tonZfFU0XrhEpYdzG-7ki1SOxIUrSt7CMel0R-7Ozl5qIW5xKAjxbbzsVXf2aDBw/w640-h474/Antonio%20Gramsci%20-%20Cartas%20a%20Yulca.jpeg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Antonio Gramsci conoció a Julia Schucht en Serebriani Bor, lugar al que se había dirigido para someterse a una cura de reposo en 1922. Un año después se separó de ella para regresar a Italia y solo volvieron a verse entre 1925 y 1926, temporada al final de la cual Schucht retornó a Rusia con sus dos hijos –Delio y Giuliano-, mientras Gramsci era condenado a prisión por el régimen fascista.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;"><i>Cartas a Yulca</i> recoge la correspondencia enviada por Gramsci a su esposa en medio de estas dos coyunturas, es decir, la época precarcelaria (1922-1926) y el periodo de confinamiento (1927-1937). Se trata de un <i>corpus</i> que supera las cien cartas, pero que adolece, tanto de lo que Gramsci califica de “falta de asiduidad”, como de ese enturbiamiento en el que caen las emociones cuando deben restringirse a la escritura.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La primera parte de la correspondencia presenta una conjunción entre biografía y teoría revolucionaria. Gramsci reconoce allí que su fatalidad radica en no poder ser amado y confiesa que incubó esta idea desde niño, al descubrir que su enfermedad constituía una carga para su familia. De este modo, hay para él una “cicatriz que sigue doliendo”, un veneno que, en las cartas, parece únicamente desterrado gracias a la bondad de Julia.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La conexión de esta intimidad con los asuntos revolucionarios la explica Gramsci al decir: “Cuántas veces me he preguntado si era posible ligarse a una masa cuando no se había querido a nadie, ni siquiera a la propia familia; si era posible amar a una colectividad cuando no se había amado profundamente a criaturas individuales”. En este sentido, Schucht sería, para Gramsci, esa individualidad que redime el amor personal y, así mismo, quien ratifica el camino hacia los vínculos colectivos.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por supuesto, fue la natal Cerdeña, en el marco de la pobreza y las luchas de independencia, el lugar del germen revolucionario; pero es a través de su relación con Julia Schucht que Gramsci suple aquel requisito de afecto individualizado que él exige para unirse a las masas. De hecho, una de sus cartas lo destaca: “Nuestro amor es y debe ser una colaboración de quehaceres, una unión de energías para la lucha, además de la búsqueda de nuestra propia felicidad”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Hay, así, un sinnúmero de cuestiones políticas –elecciones, traducciones, teorías, críticas- que Gramsci va comentando en su correspondencia, sin dejar de reafirmar en ello una lucha personal, puesto que la derrota del fascismo significa el advenimiento del mundo libre que él desea para su familia; una concreción que acaso haya influido en el modelaje de la revolución <i>sentipensante</i> por la que él propende y en el énfasis no-objetivo de su <i>filosofía de la praxis</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">A partir de noviembre de 1926, fecha en la que Gramsci es encarcelado, se observa un giro en su correspondencia, ya que aquel horizonte revolucionario irá difuminándose para dar paso a una escritura más introspectiva. Gramsci mismo lo atestigua indicando que la cárcel suscita una presión psicológica que, en su caso, se ve amplificada por la poca continuidad con la que recibía cartas de su esposa.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Debe recordarse que para esta época la correspondencia de Gramsci es pública en la medida en que se atiene a las revisiones y restricciones penitenciarias: un hecho, sin duda, inhibitorio. Además, el temple festivo que Gramsci solía mostrar cae en un progresivo apocamiento: solo tres horas al día se halla en compañía de otros reclusos y esto, por un lado, merma su sociabilidad y, por otro, justifica, tanto sus alusiones a una vida vegetativa, como el tono monogal que ofrecen ciertas cartas.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Teniendo en cuenta que desde 1929 Gramsci inició la redacción de los 33 volúmenes que constituyen sus <i>Cuadernos de la cárcel</i> –base de sus teorías sobre la hegemonía, los intelectuales, el Partido, etcétera-, resulta por lo menos diciente que los intereses políticos sean desplazados en sus cartas, bien por la reivindicación de un pasado que lo reconforta, bien por el apuro de recuperar las impresiones inmediatas de una familia de la que hace parte, pero se sabe sustraído.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El conjunto de cartas escritas desde la cárcel, por ello, rezuman lo que Gramsci denomina una <i>metafísica de la impaciencia</i>, esto es, la condición que surge de no poder imaginar la cotidianidad de la familia, de ir perdiendo los lazos de confidencia con su esposa, de sentir que no ejerce una paternidad viva y, en general, de estar desconectado de un exterior que solo puede figurarse a través de referencias.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Fruto de esta situación que se torna cada vez más extrema son las numerosas notas que Gramsci redacta, por ejemplo, para indicar a Julia cómo educar a sus hijos. Una y otra vez la exhorta a no acelerar sus inclinaciones, a potenciar el <i>robinsonismo</i> que declina por efecto de la tecnología, a hacerles visibles sus coerciones, o a no dejarse tentar por los sentimentalismos o por el discurso psicoanalítico de la frustración.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En los momentos de mayor impotencia emergen, incluso, reproches directos a su esposa, a veces por la inconstancia de sus cartas y, otras, por escatimar información en ellas, por seguir un orden “sórdidamente judaico” o por su poca capacidad para observar las tendencias de los niños. Es una pedantería que no escapa al propio Gramsci y por la que se excusa siempre después arguyendo que es producto de su angustia.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La correspondencia con Julia encontrará su último destello en las distintas clínicas a las que fue trasladado Gramsci antes de morir. Leer esas cartas y contrastarlas con las primeras no es mirar lo escrito por dos personas divergentes, sino rastrear el camino de un mismo hombre cuya primaria ilusión del amor y el marxismo deviene sombra, y que, desde el forzado replegamiento interior, intenta desesperadamente recuperar los lazos que lo unen al mundo.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">GRAMSCI, A. (1989) <i>Cartas a Yulca</i>. Barcelona: Crítica.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">NORMAN, I. (1960) <i>Prisoners.</i></span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-88307696912702660382022-11-03T16:26:00.018-05:002022-11-03T17:27:29.092-05:00Eugene O'Neill - Aquí Está el Vendedor de Hielo<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMSty12XjAlYNXqhu9vDySH66aQNMvo9lU1Ajocv0RDT8V_D2AUgWBFR3GWu4egHIFB-ZAY0g2ZG6Kxk8rjBlCWh4q3aNkjHhDTJJlMO5o6l9FgGP1H_LTAXnWhlLyftynsxsXdlQ2PGeB5u10YtdLuGNYukCCeHxPxd-qYACKakpCto-C_EY5IIsLFA/s1113/Eugene%20O'Neill%20-%20Aqu%C3%AD%20est%C3%A1%20el%20vendedor%20de%20hielo.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="1113" height="460" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMSty12XjAlYNXqhu9vDySH66aQNMvo9lU1Ajocv0RDT8V_D2AUgWBFR3GWu4egHIFB-ZAY0g2ZG6Kxk8rjBlCWh4q3aNkjHhDTJJlMO5o6l9FgGP1H_LTAXnWhlLyftynsxsXdlQ2PGeB5u10YtdLuGNYukCCeHxPxd-qYACKakpCto-C_EY5IIsLFA/w640-h460/Eugene%20O'Neill%20-%20Aqu%C3%AD%20est%C3%A1%20el%20vendedor%20de%20hielo.jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">A pesar de que buena parte de la literatura en boga durante su época poseía una inclinación social que denunciaba los efectos de la guerra, las crisis económicas o el capitalismo, Eugene O’Neill proyectó su obra siempre en un sentido personal y tuvo ocasión para escribir, incluso, que “cuando un artista empieza a salvar el mundo, empieza a perderse a sí mismo”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por supuesto, habrá quien interprete una pieza como <i>Aquí está el vendedor de hielo</i> (1940) como un indicio de la desconfianza de O’Neill frente a la filosofía del éxito que entraña el <i>american dream</i>, pero lo cierto es que la obra se halla compuesta de tal manera que, más bien, parece defender la idea de que cada individuo es libre de escoger el género de vida que le parezca, aun si este se revela como autodestructivo e inútil.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Los cuatro actos de la obra se disponen, en este sentido, para colocarnos ante un conjunto de personajes marginados y misérrimos –entre ellos, antiguos sindicalistas, abogados, excombatientes, prostitutas, etcétera-, cuyas vidas transcurren alcoholizadas en el interior de un sórdido hotel. Son personajes agorafóbicos que temen, no solo alejarse de aquel escondrijo, sino, además, perder la tranquilidad que les provee sus fantasías, en defensa de las cuales estarían dispuestos a levantar lanzas.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El problema de la obra radica justamente en que un personaje, Theodore Hickman, arribando desde el exterior, intentará que aquellos individuos, capaces de advertir y burlarse de los embustes de los demás, reconozcan también las patrañas que ellos mismos cultivan –como volver a trabajar, recuperar su prosperidad, reconciliarse con amigos o ser tratados con respecto-, solo que dicha pretensión, por más que sea bienintencionada, representará para aquellos su muerte emocional.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Esa fantasía diariamente estimulada que no están dispuestos a abandonar los personajes de <i>Aquí está el vendedor de hielo</i> es la que corresponde a los <i>pipe dreams</i>. Se trata, por tanto, del antídoto que los fracasados tienen para protegerse de la realidad; el artificio que les permite vivir en el presente sin estar enteramente en él, pues cada instante, para ellos, es el punto desde el que formulan una vuelta imaginaria de lo ya vivido. “El pasado es la mejor vida del mundo” –dicen- y, en consecuencia, todo porvenir se convierte únicamente en un trasunto de aquel.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Es una fantasía que reta la verdad y se convierte para los personajes en una de las manifestaciones de su codicia, porque hasta los más grandes desatinos que su imaginación produzca son vistos por ellos con naturalidad, como algo con lo cual se debe estar perfectamente conforme; y, así, paradójicamente, a través del alcohol y el ensueño, estos hombres parecen ya vivir la vida que desean.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Es importante resaltar que, aunque O’Neill observa con detenimiento las fantasías propias de cada personaje, estas ganan su mayor envergadura haciéndose públicas. De alguna forma, son sueños que van tejiéndose en común y, por lo tanto, todos temen la soledad de sus cuartos y la realidad del hotel en que se reúnen está permanentemente trastocada: “Aquí lo peor es lo mejor, el Este es el Oeste y el ayer es el mañana”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Dadas estas condiciones, se comprende que la llegada de Hickey constituya una verdadera disrupción. El personaje guarda un secreto que ha transformado su vida y, aunque quiera reservarse los pormenores, sí desea compartir con quienes considera sus amigos lo que él estima como “la mejor manera de salvarlos y llevarles la paz”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El propósito de Hickey, desde luego, comporta un prejuicio, a saber: la suposición de que las fantasías de esos desheredados son un escollo para ellos, de que estas son la causa de alguna clase de dolor que los embarga y que, por ende, un poco de valentía para mirar la situación de frente es la manera adecuada de abandonar progresivamente la ilusión y acoger la vida tal y como es.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Hickey califica su consejo de estoicismo y, ciertamente, lo es, porque, primero, pretende que los otros se conformen con lo que este mundo ofrece <i>de facto</i>; segundo, porque sabe que esta voluntad implica limpiarse de los engaños y la inquietud que suele perturbarnos; tercero, porque exhorta a aferrarse al presente cuando este se fuga por el canal de los sueños y; cuarto, porque, en síntesis, esa tranquilidad que solo nace del mirar sin mentiras coincide con la <i>euthymia</i> estoica.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En todo caso, aunque esto cale momentáneamente en ciertos personajes, quienes emprenden acciones encaminadas a la superación de sus fantasías, el fracaso al que todos se abocan causa que, al final de la obra, se afinque en ellos la burla hacia esa “sabiduría de la honestidad” propugnada por Hickey. La mofa se declara coloquialmente al decir que “un borracho es un borracho y no hay quien lo cambie”, pero, indudablemente, también reviste un carácter filosófico, pues si la vida de estos personajes se cifra en la complacencia de fantasear, este es un sentido, por lo menos, justificado para ellos, esencial para su existencia; de allí que no sean palabras vacuas las alusiones que hace un hombre como Larry cuando sostiene que lo que Hickey les lleva es la paz de la muerte.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En consonancia con esto, <i>Aquí está el vendedor de hielo</i> puede concebirse como una variación sobre el mito de la caverna. En este caso, hay alguien que arriba desde el exterior y no logra explicar a quienes viven adentro la existencia de una realidad distinta a la que ellos atribuyen a las sombras que están habituados a ver. Por tal razón, otro de los problemas que fundamentan la obra es el de la incomunicación, quizá no tan agudizado como en otras piezas tipo <i>Hughie</i>, pero igual de implacable a la hora de demostrar que los males de los hombres no se solucionan simplemente con un poco de verdad hablada.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">O’NEILL, E. (2001) <i>Aquí está el vendedor de hielo</i>. Madrid: Cátedra.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">ENSOR, J. (1883) <i>The Drunkards</i>.</span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-5598613353094806832022-10-25T23:46:00.018-05:002022-11-16T22:17:15.812-05:00Séneca - De la Brevedad de la Vida<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtiDgJ0JnemLRFVxBsHphhIPpEoYUUOr1fvMtzTfeilhUsyixvnDdOUHLjfocQTBBSfoFpNyB3JbGVIWlyLcJ5yaxnFKCrLzjRJKou9LZ_zmBowLjyTwnnn65HD5IzbIapXwtbBwjUIX8e023rmx6N61UarWr1ryJxgJhn9uks8tQNvvLW2YeU9kliFg/s3051/Se%CC%81neca%20-%20De%20la%20brevedad%20de%20la%20vida.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1827" data-original-width="3051" height="384" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtiDgJ0JnemLRFVxBsHphhIPpEoYUUOr1fvMtzTfeilhUsyixvnDdOUHLjfocQTBBSfoFpNyB3JbGVIWlyLcJ5yaxnFKCrLzjRJKou9LZ_zmBowLjyTwnnn65HD5IzbIapXwtbBwjUIX8e023rmx6N61UarWr1ryJxgJhn9uks8tQNvvLW2YeU9kliFg/w640-h384/Se%CC%81neca%20-%20De%20la%20brevedad%20de%20la%20vida.jpeg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Hay hombres a quienes la vida se les presenta en exceso prolongada y, como esta percepción es fruto de su debilidad para soportarla, Séneca les aconseja –en <i>De la tranquilidad del alma</i>- habituarse al dolor de las cosas necesarias e, incluso, anticiparlo para reducir así la fuerza con la que este los embate.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En <i>De la brevedad de la vida</i>, un diálogo compuesto tras los siete años de destierro en Córcega, Séneca se enfrenta al problema contrario, es decir, al de aquellos que protestan contra la Naturaleza arguyendo que esta ha dispuesto una vida tan extremadamente corta que a todos les es arrebatada antes de alcanzar, si quiera, la preparación para encararla.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Séneca enfrenta la cuestión articulando doctrinas provenientes de la Stoa, los peripatéticos y el epicureísmo y, a partir de esta convergencia, traza en su diálogo una respuesta de doble proyección: por una parte, no se trata de que los hombres dispongan de poco tiempo, sino de que lo pierden en demasía, esto es, de que ellos mismos se encargan de acortarlo y; en segundo término, la vida es suficiente para quien sabiamente la dispone, por ello lo que se requiere es, ante todo, un adecuado <i>modus vivendi</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En lo que respecta a la pérdida del tiempo, Séneca considera inicialmente que esta se produce en el ámbito social. En su opinión, nadie se pertenece a sí mismo si plantea su vida con una atención desmedida en los demás; es despreciable el hombre que descuida sus propias ocupaciones para dedicarse a las ajenas, pues desperdicia su tiempo y vive sordo al atinado consejo que aparece en <i>De la vida feliz</i>: “No seguir, a modo de ovejas, las huellas de los que van adelante”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La otra forma en la que se malgasta la vida tiene que ver con la obsesión por los bienes. Cualquiera que sea la clase de estos –riqueza, elocuencia, propiedad- se convertirá para el hombre en una forma de ahogo y en una de las vías por las que se esfumará su tiempo, pues la administración debe operar sobre lo que es seguro, no sobre lo fluctuante o azaroso, y de los bienes, claramente, no es posible determinar su grado de permanencia.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">También los vicios entrañan un modo de pérdida del tiempo. Séneca está persuadido de que quien se entrega a estos no vería suficiente para sí ni siquiera una vida de siglos. El placer, por ejemplo, engendra siempre ocupaciones: a cada paso exige algo nuevo para satisfacerse, algo distinto que colme la molicie. De allí que Séneca concluya que “algunos son infelices, no por falta de placeres, sino a causa de estos mismos”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Finalmente, se malgasta el tiempo debido a la ignorancia. No se terminan de comprender los sentidos del oráculo: “Pequeña parte de la vida es la que vivimos”. En efecto, el hombre pasa por alto su caducidad y juega permanentemente con el tiempo considerándolo incorpóreo y, en consecuencia, desdeñable; no le inquieta entender la ley que rige su marcha y, mucho menos, se siente en la necesidad de avenírsele con sabiduría.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Es posible, por ello, estimar la duración de la vida como una prueba más del temple sabio. Cuando Séneca apunta que la vida no es corta pretende subrayar precisamente que el hombre sabio no se quejaría de la Naturaleza, sino que se acomodaría a sus leyes. Su <i>εὐθυμία,</i> en tanto buena disposición de ánimo, no se vería alterada por la fugacidad o dureza del tiempo, pues estos son asuntos que sabría sobrellevar poniendo en práctica la virtud.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La primera exhortación que hace Séneca es, por consiguiente, a examinar el modo propio en que conducimos la vida. No por las canas se infiere que un anciano ha vivido, de suerte que cada quien ha de mirar atrás para reconocer en su pasado cuánto tiempo ha sido realmente suyo y, en caso tal, ante la imagen del desperdicio, arrepentirse y propender por el cambio.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El fundamento de la sabiduría estoica radica justamente en ajustarse a la particularidad de cada instancia: el pasado es seguro; el presente, breve; el futuro, incierto. El hombre sabio, por ende, abraza su pasado, usa el presente y prevé su futuro. Lo primero, como se indicó, consiste en volver a lo vivido para aprender de ello; lo segundo, implica sentir el presente como sagrado, aceptarlo en su flujo permanente y, sobre todo, desearlo: no es sabio el hombre que se sacrifica por el futuro o el que vive su ahora con miedo del mañana.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por otra parte, aunque el futuro no se tenga jamás en las manos, es posible prever sobre él ciertas cosas y en esa dirección el estoico refleja también su sabiduría. Al respecto, es sabio anticiparse al dolor: en ello se cifra el sentido de la <i>premeditatio malorum</i>; pero, además, se requiere cultivar el recuerdo constante de la muerte, pues de ese <i>memento mori</i> se desprende el obrar como hombres vivos, como sabios que se ajustan a un pacto indisoluble.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Un aspecto interesante de las reflexiones de Séneca estriba en la fórmula que aduce para argumentar su idea de prolongar la vida. Aquellos que emplean parte de su tiempo estudiando a los sabios añaden a la suya todas las edades de estos, todos los años que los precedieron. Séneca va, incluso, más allá porque, según él, es posible acercarse a los sabios –entiéndase, Demócrito, Pitágoras, Zenón, Teofastro, etcétera- para apropiarse de lo que estos dijeron y levantarse hasta la inmortalidad: la altura de la que ya nadie será derribado.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;"><i>De la brevedad de la vida</i> posee el tono práctico de la filosofía estoica y plantea cómo, aunque existe una ley inexorable que impulsa el tiempo, depende del hombre </span><span style="font-family: georgia, serif; font-size: 17.3333px;">–</span><span style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;">de su voluntad y virtud- decidir la manera en la que se entrega a su vivencia. La prueba más radical de esta tensión entre lo inevitable y lo libre es que el hombre podría cortar el lazo que lo ata a la vida en el momento que quisiera, pero, si es sabio y vive, “su muerte será una consagración incluso ante los ojos de aquellos que la temen”.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">SÉNECA (1984) <i>De la brevedad de la vida</i>. Madrid. Sarpe.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">DOMÍNGUEZ SÁNCHEZ, M. (1871) <i>La muerte de Séneca</i>.</span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-11081850205292846502022-10-05T00:59:00.011-05:002022-10-05T10:51:42.237-05:00Victor Hugo - Los Miserables<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6civn-rdDFrEet9fQwVv_-vQRM21pQbfR5ev2B8-ChW9zmgyUMGeBQJ0oQTSw23aYLhDBMKBPaaeY0p8eMGTs0sroS2N27rzN8bq107qhRqWOeD1DbfDJVUxZc2i832SUAYYH8NYpcU3eQpgm_eP8qtV_uQlAyAPTOShNOVqsS5qSw2RSadD6AhzYDA/s1536/Vi%CC%81ctor%20Hugo%20-%20Los%20miserables.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="924" data-original-width="1536" height="386" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6civn-rdDFrEet9fQwVv_-vQRM21pQbfR5ev2B8-ChW9zmgyUMGeBQJ0oQTSw23aYLhDBMKBPaaeY0p8eMGTs0sroS2N27rzN8bq107qhRqWOeD1DbfDJVUxZc2i832SUAYYH8NYpcU3eQpgm_eP8qtV_uQlAyAPTOShNOVqsS5qSw2RSadD6AhzYDA/w640-h386/Vi%CC%81ctor%20Hugo%20-%20Los%20miserables.jpeg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Vargas Llosa define <i>novela total</i> como “aquella que explora su propio universo hasta el límite” y a esta categoría cabría adscribir una obra como <i>Los miserables</i> (1862), no solo por la armonización de planos que efectúa –historia y ficción, metarrelato e individuo-, sino por esa extensa escritura que vincula tipologías tan diferentes como la narración, el poema, el informe o el ensayo.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Acaso el obstáculo de algunos para abordar la novela provenga, más allá de esta profusión, de que aquellos recursos no brotaran simultáneamente; muchos los fue incorporando Victor Hugo a lo largo de los años, de suerte que la obra se levanta como un claroscuro en el que ciertos capítulos presentan digresiones arrítmicas y, en ocasiones, incluso, desconectadas de la trama principal.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Ciertamente, el mismo autor indicó lo que unifica este maremágnum al aclarar que su novela constituye una “obra religiosa”, útil para erradicar tres problemas: “la degradación del hombre por el proletariado, la decadencia de la mujer por el hambre y la atrofia del niño por las tinieblas”. En este sentido, los grandes eventos históricos –como Waterloo o la insurrección de 1832- confluyen con las desgracias individuales –de Valjean, Fantine y Cosette, respectivamente-, trasluciendo siempre aquel tono que hace de <i>Los miserables</i> el libro emotivo <i>par excellence</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Siendo Valjean el protagonista de la obra, cabe asumir como uno de sus ejes la reinserción social del delincuente. Victor Hugo se preocupa, al respecto, tanto de señalar la culpa adjudicable al conjunto en los delitos personales, como de recalcar la inconveniencia de permanecer neutral ante los crímenes que perpetra la sociedad, máxime si estos atentan contra los desfavorecidos. Por tal razón, la novela nunca equipara justicia con equidad, sino que los concibe como valores divergentes.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La obra atestigua, así mismo, los modos en que la prisión transforma al individuo: cómo lo inclina a la premeditación, cómo alimenta su resentimiento, cómo lo torna acre y escurridizo en sus acciones. Además, formula la imposibilidad del expresidiario para dejar atrás su pasado, pues la justicia –representada aquí por el inspector Javert: <i>dura lex, sed lex</i>-, se encarga de reavivar siempre en él la culpabilidad y la sospecha.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por supuesto, Valjean es solo uno más de los que entrañan la condición de <i>miserable</i>. Fantine, Cosette, Éponine, Gavroche, los Thénardier, Marius, etcétera, hacen parte también de ese género fatal de personas. Como Valjean, ellos deambulan entre lo envilecido, sufren el abandono, encarnan los estigmas, envejecen jóvenes y sin familia, no conocen la expiación o la indulgencia, se retuercen de hambre, se postran enfermos, hablan el caló y fraguan sus pequeñas luchas entre la pobreza y la sordidez: ese teatro cruel de un “dios vendado”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por esta labor de acopio que va agrandándose a cada página, puede decirse que <i>Los miserables</i> desvela toda una imagen degradada de París. Victor Hugo ilumina la sociedad en sus profundidades y enseña en ella la convergencia de civilización y barbarie. Y ya que París, según el autor, es “el resumen de todas las ciudades vivas y muertas”, es una admonición todavía más amplia que socava la aquiescencia que en todo lugar se da a las penurias; una exhortación para ver entre las miasmas, en las calles y covachas los rostros de los hombres que padecen.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Para Victor Hugo, la transmutación de todo esto es posible, en primer lugar, porque la Revolución superó “la enfermedad feudal y monárquica” y alcanzó, incluso para el marginal, la “honradez de la ciudadanía”. Así mismo, considera que hay instancias que favorecen el cambio: basta con prescindir de los “malos cultivadores”, consolidar una educación que potencie y reforme y, por último, unificar la historia, la filosofía y la ciencia en torno a un propósito de solidaridad.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En la postura optimista que va encuadrando la novela se distinguen dos frentes de combate: uno, de índole social, consiste en extirpar el egoísmo, la altivez y la connivencia; otro, centrado en los <i>miserables</i>, busca corregir la envidia y el resentimiento. Es así que Valjean y Javert resultan personajes paradigmáticos: el primero, una vez en el camino de la virtud abierto para él por el obispo Myriel, olvida su rencor; el segundo, recibiendo de Valjean la absolución que quiebra su conciencia del deber, no puede ya ver con aversión a quien fuera hasta entonces su enemigo.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Como se dijo antes, para Victor Hugo la religión es determinante en esta cura social. Por ello, no escatima críticas ni al encierro monacal que se repliega en la ascesis, ni a los religiosos que se obcecan en la preservación de “principios en mal estado”. Como ilustra con Myriel, el autor sabe que “la primera prueba de caridad de un sacerdote es la pobreza” y que dios es un principio de salvación solo si permite preservar la vida humana.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por supuesto, la dimensión material del cambio la pone en marcha la Revolución. Es manifiesto el fervor con que Victor Hugo redactó las páginas acerca de las barricadas de 1832; en ellas, entendiendo la situación que origina la miseria como histórica, plantea que la Revolución, tal y como sucedió en 1789, sigue ofreciendo una vía para modificar las costumbres nocivas. El ánimo revolucionario, por tanto, es comprendido en términos de protección al pobre, de educación del desafortunado y de ejemplo al trabajador.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En todos los apartados que dedica Victor Hugo a la Revolución y, en especial, al progreso hay una estela marcadamente hegeliana. En ellos se habla, por ejemplo, de la “perfección futura” o de una <i>ley del progreso</i> que trocará lo fatal por lo fraterno. Sus ideas sobre los motines, por demás, concluyen con esta fórmula: la Revolución debe “sojuzgar lo material y realizar el ideal”. Nada más deplorable para Victor Hugo que Horacio o Goethe, contempladores tranquilos del sufrimiento, en contraste con los soldados revolucionarios que, en su opinión, devienen sacerdotes a raíz de la virtud que mueve sus actos.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Quizá el entusiasmo exceda a Victor Hugo, pues, como él mismo dijera: “los grandes peligros existen siempre dentro de nosotros”. De lo que no cabe duda, en todo caso, es que hay en el drama de <i>Los miserables</i> dos grandes personajes: uno es el infinito al que Víctor Hugo llama <i>dios</i>. El otro es el <i>hombre</i>, ese héroe miserable que con frecuencia se tilda de anodino y que, sin embargo, ha descubierto, a golpes de dolor, la terrible sabiduría que se esconde detrás de su destino: “nada importa morir, pero el no vivir es horrible”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">HUGO, V. (2005) <i>Los miserables</i>. Barcelona: DeBolsillo.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">FILDES, L. (1908) <i>Applicants for Admission to the Casual Ward at Saint Martin in the Fields.</i></span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-1638294143292715682022-09-23T12:31:00.013-05:002022-09-25T14:10:48.397-05:00Luigi Pirandello - Mantón Negro<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiI5A9dyOHLhqA9TmQ111Kp3M4UE243ZDrkXDX12rV3W3ZK0vyIjVv8SzkqkrwAzyDC7fb8QLY_kYbIdPJyhC3KORLqIoH3qU4-_F9VXoPc57_RonYtnnQaF4eGJoIVIeKkYcblHQrc2PXLcBKrX8AtsT5ZvpeD6-CelGb3viiyvBNoTYcx9QT7UCLNvQ/s2054/Luigi%20Pirandello%20-%20Mant%C3%B3n%20Negro.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="2054" height="498" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiI5A9dyOHLhqA9TmQ111Kp3M4UE243ZDrkXDX12rV3W3ZK0vyIjVv8SzkqkrwAzyDC7fb8QLY_kYbIdPJyhC3KORLqIoH3qU4-_F9VXoPc57_RonYtnnQaF4eGJoIVIeKkYcblHQrc2PXLcBKrX8AtsT5ZvpeD6-CelGb3viiyvBNoTYcx9QT7UCLNvQ/w640-h498/Luigi%20Pirandello%20-%20Mant%C3%B3n%20Negro.jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Desde 1884 hasta la fecha de su muerte, acaecida en 1936, Luigi Pirandello trabajó en la redacción de los quince volúmenes de relatos que conforman su proyecto <i>Novelle per un anno</i>. El primero de esos libros se titula <i>Mantón negro</i> (1922) y reúne más de una docena de cuentos de diferente confección, tanto en lo que concierne a su forma (estilo, extensión, diálogos) como a su enfoque narrativo (satírico, social o filosófico).<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Dicha heterogeneidad no implica, en todo caso, una divergencia sustancial entre los relatos; de hecho, estos pueden unificarse apelando a una dinámica a la que todos se suscriben: cada uno expresa, a su modo, el constreñimiento del hombre, su conflicto con los condicionamientos exteriores –diríase materiales-, detrás de los cuales palpita la violencia del destino.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Pirandello desenmascara esa subordinación en varios ámbitos de la vida. Cuentos como <i>La primera noche</i>, <i>Formalidades</i> o <i>Mantón negro</i> revelan la coacción en el seno de la institución familiar, ya sea por efecto de la presión ejercida por los padres o de las obligaciones contraídas en el matrimonio, pues ambas obligan a plegarse dentro de las circunstancias sin oponer resistencia.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En otros relatos, el condicionamiento se advierte en el plano religioso. Al respecto, los textos que integran la serie <i>Sotanas de Montelusa</i> resultan ilustrativos porque en ellos, apropiándose del recio catolicismo de los italianos y criticando en paralelo la insidia monacal y la usura de la iglesia, Pirandello precisa cómo la religión se cierne sobre los individuos determinando sus deseos y necesidades.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por supuesto, Pirandello no deja de atender la tenacidad del destino en una de sus manifestaciones más directas: la pobreza. Varios relatos, entre ellos <i>La capilla</i> y <i>El abaniquito</i>, giran precisamente en torno a la imposibilidad que viven los desfavorecidos de defenderse ante los abusos de la ley o de concebirse, en el ejercicio de su libertad, como algo distinto a simples trabajadores.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Pirandello se muestra perspicaz en cualquiera de estas direcciones. En cada caso apunta la forma en la que los otros hombres, los hechos, los discursos y hasta los propios anhelos se levantan sobre los individuos para indicarles que algo se espera de ellos. En consecuencia, el responder o no a esa instancia que no transige se convierte en otra dimensión desde la que experimentan su conflicto.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La consideración de la manera en que se desarrollan las coerciones tiene en Pirandello un sesgo abiertamente pesimista. Casi sin excepción sus relatos se perfilan hacia el convencimiento de la inmutabilidad del destino y la necesidad de abandonar los sueños para entregarse al sacrificio. En este sentido, abundan las alusiones de personajes que se conciben dentro de un mundo impropio, como autómatas obligados a trocar su vida por una impostura que los ciñe a una línea preestablecida.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Cuando, dentro de los textos, se verifica alguna respuesta a esta situación por parte de los personajes se ve aumentado el patetismo. Algunos –en <i>Mantón negro</i> o <i>¡Y dos!</i>, por ejemplo-, imposibilitados para hallar la redención en el lucro o el amor, recurren a la muerte, cifrando la necesidad de sustraerse en el paso hacia lo desconocido.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La otra alternativa frente a esta “nada de la tierra” la esgrimen los personajes por medio del consuelo metafísico que, según el caso, se ve figurado en dios, el arte o una naturaleza espiritualizada. No obstante, Pirandello resalta también la insuficiencia de esta vía, no solo por los vacíos de los que adolece, sino, además, por la virtud casi impracticable que exigiría una verdadera resignación ante lo dado.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Así, pues, en la mayor parte de las ocasiones, los personajes de Pirandello, agotados por el conflicto, se ven, sin más, entregados al padecimiento. A veces –como en<i> Remedio: la geografía</i> o <i>El murciélago</i>- se propende por la transfiguración de ese <i>πάθος</i> merced a los subterfugios del arte u otros engaños. Sin embargo, casi siempre, el destino se soporta simplemente con los trazos de valentía que puede proveer la conciencia de un mundo que no es factible vivir de forma diferente a como se presenta.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Muchos relatos –entre ellos, de forma especial, <i>Sí…</i>- abren un espacio para discutir filosóficamente estas cuestiones, de las cuales, siempre a tono con su pesimismo, Pirandello extrae dos tesis radicales: la de la insignificancia humana –“el hombre solo es grande cuando se siente pequeñísimo y nunca es tan pequeño como cuando se siente grande”-, y la de la existencia impenetrable de las causas, sobre las cuales el hombre jamás tendrá control ni claridad.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">De este examen se desprende, además, una comprensión enriquecida de la multiplicidad humana, en primer lugar, destacando cómo esta aparece debido a </span><span style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;">la mudanza propia del devenir y, así mismo, declarando la incapacidad del hombre para estar enteramente “cada vez, en cada uno de (sus) actos”. A esa condición compleja que Pirandello mismo definió en el título de una de sus novelas más célebres, esto es, al hecho de ser </span><i style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;">Uno, nessuno e centomila</i><span style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;"> subyace una escisión del </span><i style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;">yo</i><span style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;"> en el número de realidades que este vive y, complementariamente, el dolor de no poder escapar a la condena que impone esta sujeción.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;"><i>Mantón negro</i> es, por tanto, una aproximación intrincada al destino y, desde las particularidades propias de cada texto, Pirandello se encarga de puntualizar sus conclusiones: el hombre está expuesto siempre a la “discrecionalidad de la suerte” en cualquiera de las facetas que esta ofrezca y cualquier respuesta con que se pretenda encarar la fatalidad rápidamente se declarará inadmisible.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">PIRANDELLO, L. (2005) <i>Mantón negro</i>. Madrid: Pre-textos. <o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">MACKE, A. (1914) <i>Abschied</i>.</span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-17130027309187987062022-09-11T02:56:00.024-05:002022-09-12T08:36:44.449-05:00Lord Byron - Mazeppa<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifwbBwZEHBQzsd2RNysoH-fO1Geve4F4kQGko2nXTwFxO_IldoYIhDds4TCpJHBWqakfLOeYonRTf1eDhMXFP7lCvIxc2s3WIYU_kTGsNrUCGvUa_YZLDtBpHr5Y136gac9CwAyXESY7aBqEBQnLTdSnDMFlqSyRr6KjLMDXUYrqMs9ZN7DGgPZF8Rtg/s5832/Lord%20Byron%20-%20Mazeppa.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="5071" data-original-width="5832" height="556" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEifwbBwZEHBQzsd2RNysoH-fO1Geve4F4kQGko2nXTwFxO_IldoYIhDds4TCpJHBWqakfLOeYonRTf1eDhMXFP7lCvIxc2s3WIYU_kTGsNrUCGvUa_YZLDtBpHr5Y136gac9CwAyXESY7aBqEBQnLTdSnDMFlqSyRr6KjLMDXUYrqMs9ZN7DGgPZF8Rtg/w640-h556/Lord%20Byron%20-%20Mazeppa.jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Los escándalos, los viajes, los excesos y todas aquellas empresas temerarias que osó abrazar durante su vida convirtieron a Lord Byron en el poeta romántico por antonomasia. En su figura convergen la más radical libertad y el individualismo, no solo como presupuestos literarios, sino también como fundamentos a partir de los cuales la propia existencia puede convertirse en obra.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Dicha imbricación explica el interés que llegó a despertar en él la imagen del legendario Mazeppa, a quien conoció a través de la semblanza recogida por Voltaire en su <i>Histoire de Charles XII</i> (1772). Aquel héroe ucraniano, de vida turbulenta y azarosa, sin duda, representó a los ojos de Byron el arquetipo de hombre que confiere a su experiencia una voluntad mítica capaz de alzarse por encima de lo corriente.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El Mazeppa histórico (1642-1710) era un cosaco que se recordaba en la época de Byron, tanto por su papel durante la Gran Guerra del Norte, como por su excepcional talento como jinete, virtud que, según indicaba una leyenda en boga, irónicamente había alcanzado Mazeppa tras ser obligado a cabalgar amarrado de espaldas a su caballo por cortejar a una mujer casada.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Estos rasgos generales son los que retoma Byron para crear su obra <i>Mazeppa</i> (1819), un poema de 869 versos en el que el <i>λόγος ποιητικός</i> se ve enriquecido con una <i>summa </i>narrativa poco digresiva que garantiza la conservación de la epicidad que siempre palpita en las acciones del héroe.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Lord Byron ubica su poema justo después de la batalla de Poltava, es decir, cuando las fuerzas invasoras de Suecia se repliegan ante el poder ruso que defiende a Ucrania. El rey Carlos XII, fatigado por la escabullida, se percata de que únicamente Mazeppa –aquel anciano que ha confabulado contra los rusos- permanece sereno; instado por la curiosidad, le pregunta cómo se convirtió en tan buen jinete y esto da ocasión a Mazeppa para tomar la voz y elaborar la prolongada analepsis con la que reconstruye los distintos episodios de su pasado.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El regreso a lo vivido se despliega sobre dos zonas principales: por un lado, la dificultad que tuvo Mazeppa en su juventud para gobernar sus impulsos –“los hombres no han nacido todos para ser los reyes de sus pasiones”- y, por supuesto, el romance con la mujer de aquel conde de Volhynia que desembocó en el castigo antes señalado.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Byron se revela típicamente romántico al modelar el arrobamiento juvenil de Mazeppa: en su dibujo destaca especialmente la impulsividad del héroe, su osadía, su apertura hacia zonas en las que lo político o lo moral no son fuerzas restrictivas. Muy temprano en el poema, Mazeppa ilustra estas transgresiones calificando, por ejemplo, la atracción que sentía por Teresa como una “extrema locura, en bien y en mal”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Es verdad que la aparente liberación de aquello que lo limita puede concebirse, por el contrario, como el triunfo de las pasiones sobre Mazeppa, es decir, como su enajenación. En efecto, la vehemencia con la que suele vivir no le permite al personaje ponderar si gana o pierde con lo que hace y, en consecuencia, hay un permanente extravío: “Nunca ejercí sobre mí –dice Mazeppa- semejante control”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">De hecho, en los momentos en los que hay espacio para lo reflexivo, el propio personaje concibe sus experiencias (la guerra, las conjuras, las venganzas, los amoríos, etcétera) como formas de precipitación: “Solía consumir mis sentimientos antes de que sus causas revelara”, afirma Mazeppa; y esa violencia casi instintiva es más notoria en la obra cuando se pone en contraste con personajes templados como el rey.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En todo caso, de nada de esto hay en <i>Mazeppa</i> una crítica, antes bien, Byron lo exalta, pues esta es la ruta que conduce a la comunión mítica con la naturaleza. La muerte, que es otro de los temas centrales del poema, revela más a profundidad ese vínculo: su instancia recuerda que hay voluntad de vida cuando el hombre se entrega con sus pasiones a la fuerza de lo monstruoso; de allí que Mazeppa concluya: “Supongo que deberemos sentir aún mucho más antes de volver al polvo”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Después de casi morir amarrado a su caballo y de ver expirar al animal, adviene un cierto saber en Mazeppa. Toda la parte final del <i>Canto XVII</i> presenta ese aprendizaje: el hombre vive atado a lo moribundo y, por ello, quien ha encontrado gozo, tanto en lo bello como en lo terrible, “nada ha de esperar ya y nada abandona”. La entrega a esa corriente cancela la vana espera del desgraciado y enaltece el espíritu ciego que dio origen al mundo.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Lo que resulta indudable para Byron es que este conocimiento solo se genera en la vejez. En el poema, es solo el Mazeppa anciano el que encuentra por fin el lenguaje que no halló a lo largo de su juventud para explicar la fuerza que lo domeñaba, esa misma que estaba transformando su vida en mito. De la comparación con el que fue antes, deviene ese descubrimiento; una racionalización que permite a Mazeppa ubicarse dentro de un particular flujo vital.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Puede decirse, así, que Byron opera un doble movimiento: por una parte, separa a los hombres que alcanzan alguna sabiduría a partir de sus pasiones de quienes no lo hacen y, por otra, los iguala, puesto que unos y otros están condenados a ignorar los derroteros por los que se ven arrastrados. En torno a esto último, que bien podría calificarse de <i>destino</i>, gira esa suerte de clamor que Byron expresa al final de su poema: </span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 13pt;">“What mortal his own doom may guess?, se pregunta allí, “¿qué mortal puede adivinar su propio destino?”.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">BYRON, L. (1999) <i>Mazeppa</i>. Madrid: Visor.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">REMBRANDT, H. v. R. (1655) <i>De Poolse ruiter</i>.</span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-44627659732089318772022-09-05T23:50:00.029-05:002022-09-12T08:42:49.643-05:00Arthur Schnitzler - Tardía Fama<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2cBI4-_Ds7CCCxu3Y2T16xKu2ZFIckI-og9vl35W59FvabriKDOUm7cr3DBoUJjLpazzWgKSOTSMwmWYTlQpO7-F01TaxVNR00ggIYb_ImG-HDy-md5iH1wFOKYlUCX4MzKIl-VmQhB1qlWf4O6VhBGxuX2gTqt9hDH0k9yukTezg73NrGhlLq79_Vg/s1200/Arthur%20Schnitzler%20-%20Tardi%CC%81a%20fama.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="879" data-original-width="1200" height="468" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2cBI4-_Ds7CCCxu3Y2T16xKu2ZFIckI-og9vl35W59FvabriKDOUm7cr3DBoUJjLpazzWgKSOTSMwmWYTlQpO7-F01TaxVNR00ggIYb_ImG-HDy-md5iH1wFOKYlUCX4MzKIl-VmQhB1qlWf4O6VhBGxuX2gTqt9hDH0k9yukTezg73NrGhlLq79_Vg/w640-h468/Arthur%20Schnitzler%20-%20Tardi%CC%81a%20fama.jpeg" width="640" /></a></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;"><i>Tardía fama</i> es una novela póstuma que cabe caracterizar de novedad, pues, a pesar de haber sido escrita en 1894 y de conservarse de ella una copia mecanografiada por el propio autor, se mantuvo inédita hasta el año 2014, esto es, más de ocho décadas después de la muerte de Schnitzler.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La obra gira en torno a Eduard Saxberger, un viejo funcionario que vive atrapado por la rutina de su trabajo hasta el día en el que el joven poeta Wolfgang Meier declara su admiración por un poemario que el anciano publicó, sin éxito alguno, más de treinta años atrás. Saxberger, desconcertado al principio, paulatinamente cultiva la idea de recuperar aquella época en que quiso ser poeta y, de la mano de Meier, empieza a frecuentar la tertulia del grupo de escritores <i>Begeisterung</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Esta trama, cuyo clímax se halla en la velada que el cenáculo prepara para presentar en sociedad los textos que ha venido redactando en secreto, sirve a Schnitzler para explorar diferentes temas de su interés como, por ejemplo, el decaimiento del genio artístico, la incomprensión entre escritores y las excentricidades con las que se encubre, a veces, la falta de talento.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En relación con lo primero es clara la exposición de Schnitzler. El encuentro con Meier es concebido por el anciano como un regreso a los “días lejanos”, una suerte de reducto que le permitiría remontarse hacia un <i>yo</i> olvidado, un conjuro del que puede valerse para revertir la desilusión que lo apartó otrora de sus aspiraciones.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Lastimosamente, para Saxberger tales pretensiones van descubriéndose, una a una, improcedentes. La rutina ha minado su temperamento artístico al punto de que, incluso, la tarea de escribir algo para la presentación del <i>Begeisterung</i> se revela irrealizable: apenas ha quedado en él un presentimiento, la nostalgia de una vida que pudo ser diferente si las circunstancias hubiesen sido otras.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El título de la obra escrita por Saxberger manifiesta metafóricamente esa distancia: <i>Wanderungen</i>. En efecto, dicha palabra </span><span style="background-color: white; font-family: georgia, serif; font-size: 17.3333px;">−que puede traducirse como </span><i style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;">Andanzas</i><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 13pt;">- designa una posición primaria radicalmente distinta a la que el personaje vive después: una condición de aventura, una voluntad que se abre libremente a lo azaroso, la entrega a un horizonte de errancias, es decir, todo lo que sistemáticamente han socavado la repetición y los hábitos de funcionario.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Dadas las circunstancias, recuperarse como creador es imposible </span><span style="background-color: white; font-family: georgia, serif; font-size: 17.33329963684082px;">−<i>tempus edax rerum</i>-</span><span style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;">. Las palabras zumban en la cabeza de Saxberger sin que este pueda ordenarlas con algún sentido; además, el entusiasmo que muestran por él los jóvenes del grupo, ese ánimo de artistas que han “peregrinado hasta él” para que se ponga a su cabeza, no hace más que agobiarlo; una voz recóndita retumba incesantemente en su interior, reprochando: “Has llegado muy tarde”.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Schnitzler se permite trazar el dibujo de este drama atendiendo también la cuestión generacional. Más allá de la supuesta admiración que los jóvenes profesan por Saxberger, los años los separan de forma drástica y, en consecuencia, mutuamente se reconocen como artistas de estilos opuestos e intraducibles. En el caso del anciano, la prueba de esto puede verse en la incomprensión que él mismo admite cuando intenta leer los poemas de Meier o las piezas del dramaturgo Christian.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">De este modo, no faltan en la novela las escenas en que se ridiculiza a aquel “viejo bufón” unido a un círculo de jóvenes cuyo manifiesto artístico se afinca en ideas que él no puede hacer suyas como la crítica a poetas coetáneos o la permanente discusión sobre aquello que debe caracterizar las obras de los "auténticos heraldos del único arte beatífico”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Así, aunque hay una coincidencia entre Saxberger y los jóvenes en lo que respecta a su fracaso como artistas y a la percepción negativa que ambas partes tienen sobre la masa de Viena, a la cual condenan por su torpeza, insensibilidad e injusticia, hay una discrepancia que se va haciendo cada vez más profunda entre ellos y en medio de la cual la principal víctima es el anciano, pues solo a él le corresponde entender que “entre esas personas (es) inevitable marchitarse”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Visto de otra manera, todos los personajes comparten un destino común: la vocación primaria que se satisface con crear, la complacencia entre los pocos que entienden de arte, la desilusión ante aquello que cobra renombre en la sociedad, la lucha contra la frivolidad de los críticos, el cansancio y el olvido. Pero, esa realidad compartida no puede encararse en conjunto; cada artista, para Schnitzler, está abocado al egoísmo, al teatro de su historia, al cultivo de sus <i>manías</i> </span><span style="background-color: white; font-family: georgia, serif; font-size: 17.3333px;">−</span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 13pt;">el habla, los lugares, las posturas- y, por supuesto, a la vivencia de sus propias frustraciones.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En su diario de 1894, Schnitzler dejó apuntada su impresión sobre la tristeza que creía ver desprenderse del final de su relato. Ciertamente, aquello que, al principio, surge en él como un llamado al rejuvenecimiento, a la revitalización del lenguaje, desemboca por efecto de los sucesos en todo género de desengaños: en primer lugar</span><span style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;">, es mentira que el grupo </span><i style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;">Begeisterung </i><span style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;">haya leído la obra de Saxberger; así mismo, el papel del anciano es para los jóvenes, ante todo, decorativo, ceremonial; y, por último, la recuperación de aquel antiguo poemario no deja de tener para todos el estatus de un pasado ya suscrito.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">No extraña entonces que en una obra en la que con tanto ahínco se juzga la pérdida de la altivez cuando el artista se sumerge en las aguas de lo cotidiano, en la que se reprueba una y otra vez el huero pensamiento de la masa, el personaje principal, en todo caso, harto de la artificialidad artística, de tanta impostura y embeleco, termine diciéndose a sí mismo sobre su rutinario trabajo de oficina: “Acaso no quiera, ni necesite nada más”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">SCHNITZLER, A. (2016) <i>Tardía fama</i>. Barcelona: Acantilado.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">KERNSTOK, K. (1897) <i>Agitator</i>.</span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-55691471159063594732022-08-02T07:20:00.018-05:002022-08-03T07:20:37.195-05:00Charles Baudelaire - Los Paraísos Artificiales<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1f1AAeZpeCWJLAjOb2pt0IjxR-KZh6f3w5Mmii7DMjHx3nUtLx22JJ1ssCPweSKkfbtlwb7XHCO4cuAScGuy-Cs5NM-bsBQWP2ecfht0TbKR1smiWYiWucHtz-17Ou114SrNlqL-eJRxCnZC-k6IMqySNMStx-AyrNEuXkVgbaZ0CccNeHkGanjCz5g/s1857/Charles%20Baudelaire%20-%20Los%20Para%C3%ADsos%20Artificiales.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1471" data-original-width="1857" height="506" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1f1AAeZpeCWJLAjOb2pt0IjxR-KZh6f3w5Mmii7DMjHx3nUtLx22JJ1ssCPweSKkfbtlwb7XHCO4cuAScGuy-Cs5NM-bsBQWP2ecfht0TbKR1smiWYiWucHtz-17Ou114SrNlqL-eJRxCnZC-k6IMqySNMStx-AyrNEuXkVgbaZ0CccNeHkGanjCz5g/w640-h506/Charles%20Baudelaire%20-%20Los%20Para%C3%ADsos%20Artificiales.png" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Cierta anécdota refiere que, hallándose en compañía de unos consumidores de hachís, Baudelaire escuchó decir al músico Auguste Barbereau: “No comprendo por qué el hombre se sirve de medios artificiales para llegar a la beatitud poética (…). Los grandes poetas, los filósofos, los profetas son seres que por el puro y libre ejercicio de la voluntad alcanzan un estado donde son a la vez causa y efecto, sujeto y objeto, magnetizador y sonámbulo”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Baudelaire compartía dicha observación y, por ello, en los dos ensayos que componen <i>Los paraísos artificiales</i> (1860), muy a pesar de lo que cabría suponer de un <i>poète maudit</i>, analiza los “efectos misteriosos” del hachís y el opio, pero, asimismo, expone los “inevitables castigos” que se desprenden de su uso y la inmoralidad implicada en la “persecución de ese falso ideal”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por supuesto, en su estudio no hay lugar para los casos de quienes buscan en las drogas una voluptuosidad rápida y grosera. Esa relación completamente material con el placer </span><span style="background-color: white; font-family: georgia, serif; font-size: 17.3333px;">−</span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 13pt;">que él califica de “locura ruidosa”- se halla en las antípodas de su interés. En cambio, le inquieta la experiencia de los individuos que consumen por impulso artístico, cifrando en este acto la asunción de una determinada gracia.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Baudelaire llama <i>l'Idéal artificiel</i> justamente al impulso que ha llevado a muchos artistas a buscar en el licor, los alucinógenos o los fármacos, los medios para librarse de su “habitáculo de fango”. Un anhelo acuciante si se piensa en toda la turbulencia del progreso material, en lo insoportable que suele presentarse la vida y, por supuesto, en esa proclividad casi congénita que, en palabras de Gautier, “arrastra a todo Occidente” hacia el vicio.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Los planteamientos de Baudelaire siguen siempre este contraste entre lo artificial y lo dado. Así, refiriéndose al hachís, señala que la individualidad permanece activa bajo sus efectos, pero esta se eleva a raíz de la rapidez e intensidad de las visiones; se multiplica como si se la pusiera frente a un espejo que progresivamente transforma la imagen real en una divinidad.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Con una prosa marcadamente poética, Baudelaire traza las fases de esa transfiguración: la <i>hilaridad</i>, ese estado ridículo y distorsionado; la <i>vivacidad</i>, con su amplia lucidez de sentidos y; finalmente, la aparición de aquel estado que los orientales denominan <i>kief</i>, esto es, la calma, el sosiego, aquella disolución de los vínculos entre materia y espíritu </span><span style="background-color: white; font-family: georgia, serif; font-size: 17.3333px;">−</span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 13pt;">de la que hablara también Gautier-.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En su ensayo sobre el opio, Baudelaire reproduce este tratamiento. En él, mientras traduce y comenta las <i>Confesiones</i> de Thomas de Quincey, señala que el encanto del opio radica en su poder para aplacar lo agitado, para espiritualizar las experiencias por medio de una contemplación que se ve favorecida por la soledad y el silencio.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El opio produce una revelación total de lo vivido: </span><span style="font-family: georgia, "serif"; font-size: 13pt;">la niñez, la enfermedad, el sueño. “Todo el inmenso y complicado palimpsesto de la memoria se despliega de una sola vez, con todas sus capas superpuestas de sentimientos difuntos, misteriosamente embalsamados en lo que llamamos olvido”. Una idealización todavía más increíble debido a la forma en la que esta planta perturba la noción del tiempo.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Sobre todos estos dones se cierne lo condenable y, por eso, aunque Baudelaire se embelesa con su descripción, concluye alertando acerca de los “temibles encantamientos”. Se trata de algo semejante a lo que hizo en <i>La habitación doble</i>, poema en el que, apropiándose también de la idea de <i>contracara</i>, afirma que la piedad del láudano es “fecunda en caricias y traiciones”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por este motivo, al final de cada ensayo, Baudelaire enumera sus invectivas. En el caso del hachís, muestra cómo enturbia el equilibrio entre el cuerpo y el goce, cómo estimula la refracción de la moral y, sobre todo, cómo engaña al artista convenciéndolo de que le desvela secretos que no llegaría a conocer de otra manera. La increpación allí es particularmente aguda, porque Baudelaire no olvida que toda voluntad creadora se extingue cuando el artista ya “no es capaz de pensar sin el veneno”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El libro enarbola, así mismo, acusaciones contra el opio, incluso, en los casos en que este pretende usarse con fines curativos. Por ello, tras enlistar los daños fisiológicos que trae el consumo, advierte sobre aquella lobreguez que entorpece la acción y hace notar que tras las yuxtaposiciones que desencadena el opio se esconde una terrible fantasmagoría: los designios de la <i>Mater Lachrymarum</i>, la <i>Mater Suspiriorum</i> y la <i>Mater Tenebrarum</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En un escrito anterior, titulado <i>Del vino y el hachís</i>, Baudelaire contrapuso el vino a esos reductos a través de los cuales el hombre pretende crear sus propios paraísos. El licor se le antoja a Baudelaire más humano, más cercano al individuo en sus virtudes y crímenes; tan poético como las drogas, pero menos excesivo; siempre consolador, fructífero y social: un acicate para el pueblo que trabaja y merece beberlo.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;"><i>Los paraísos artificiales</i> exhibe, pues, un claroscuro. Como ocurre en su poesía, hay aquí un Baudelaire que disfruta acercándose al abismo, tentándose a sí mismo, reconociendo el extravío, dibujando una a una las imágenes que suelen verse en los teatros de <i>Seraphin</i>, tan próximas a las alucinaciones del opio; pero, después, como si despertase de un rapto, de un sueño incongruente, da un salto enérgico hacia atrás y se horroriza ante el espíritu pérfido que habita en todo aquello.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">BAUDELAIRE, C. (2013) <i>Los paraísos artificiales</i>. Madrid: Valdemar.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">TENIERS, D. (1640) <i>Smokers in a Tavern</i>.</span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-22683122526128114442022-07-25T15:57:00.007-05:002022-07-26T07:33:57.626-05:00Alejo Carpentier - El Reino de este Mundo<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhW6Dmwqp5iGJDfV6tlDMltC47FNwM2Q39Wy7aJ2anaV1kEBhQbeishqjlwzoKmALJT8ZrrrWSK9AWLHqr5hKsfdXaX6ckQC9V9aZIu2uMHyjRlYNLWUPP-2x2XLtyXzgPxiWsoFrfevM6WaGC6TZcv6JaQpHEoiavYMzYT_gVxO4gSComqSjesemr8xg/s1765/Alejo%20Carpentier%20-%20El%20reino%20de%20este%20mundo.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1765" data-original-width="1673" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhW6Dmwqp5iGJDfV6tlDMltC47FNwM2Q39Wy7aJ2anaV1kEBhQbeishqjlwzoKmALJT8ZrrrWSK9AWLHqr5hKsfdXaX6ckQC9V9aZIu2uMHyjRlYNLWUPP-2x2XLtyXzgPxiWsoFrfevM6WaGC6TZcv6JaQpHEoiavYMzYT_gVxO4gSComqSjesemr8xg/w606-h640/Alejo%20Carpentier%20-%20El%20reino%20de%20este%20mundo.jpg" width="606" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Las ideas que expone Alejo Carpentier acerca de lo <i>real maravilloso</i> en el prólogo de <i>El reino de este mundo</i> (1949) han sido consideradas como una postura estética y hay quienes, incluso, les han otorgado la condición de <i>manifiesto</i>. El mismo autor siguió esas indicaciones, si bien no de forma sistemática, para la redacción de su novela, de suerte que hay en ella una correlación teórica y literaria.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Como se sabe, Carpentier entiende por <i>real maravilloso</i> no los juegos de prestidigitación surrealista, sino aquel mundo que “surge de una alteración, de una revelación privilegiada, de una iluminación inhabitual o singularmente favorecedora de las inadvertidas riquezas de la realidad, de una ampliación de las escalas y categorías, percibidas con particular intensidad en virtud de una exaltación del espíritu que lo conduce a un <i>estado límite</i>”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Al no ser una invención impostada o una defensa a ultranza de la fantasía, lo <i>maravilloso</i> es, ante todo, un flujo que discurre naturalmente dentro de la realidad. Por tal razón, en <i>El reino de este mundo</i>, Carpentier se remite a la historia para mostrar cómo se dibujan los contornos de lo mítico en ella: cómo, por mor de su singularidad, la danza, el ritual, la fiesta y la religión amplían el espectro de lo real, revelándolo como inédito.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Siguiendo los avatares de Ti Noel, la novela aborda inicialmente los antecedentes de la Revolución Haitiana, centrándose en Mackandal, el taumaturgo que opone a los franceses el misticismo de la raza negra. Después, se desplaza a los episodios de la Revolución </span><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: white; font-family: georgia, serif; font-size: 17.33333396911621px;">−</span><span style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;">herencia indudable de Mackandal- y al advenimiento de Henri Christophe como soberano. Por último, la obra rastrea las nuevas penurias de los desposeídos y el viraje de la Revolución ante el déspota negro.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En términos generales, la obra propone una tajante diferenciación entre el mundo africano y el europeo. No son pocas las alusiones a la magnificencia de las ciudades, los mercados y la naturaleza de África, así como a la supremacía de sus reyes </span><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: white; font-family: georgia, serif; font-size: 17.33333396911621px;">−</span><span style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;">al mismo tiempo guerreros, jueces y sacerdotes-, todo esto frente a la decadencia disfrazada de los príncipes de Europa. Del reconocimiento de esa grandeza surge la profecía de la revolución negra, el anhelo de dar fin definitivamente al “desgarrado gemir del exilio”.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En el inicio de la novela, la labor profética recae sobre Mackandal: él mantiene la memoria de los viejos relatos </span><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: white; font-family: georgia, serif; font-size: 17.33333396911621px;">−</span><span style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;">aquellos que hablan del </span><i style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;">Gran Allá</i><span style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;">: de Guinea, Angola, Nagós-; ademas, está investido por los dioses como houngán hacedor de prodigios y posee el don de la metamorfosis con el que se vincula a la totalidad material del mundo, mientras vigila la fe de sus creyentes.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Los pasajes en los que se dan esas transfiguraciones y particularmente la escena en la que se produce la apoteosis de Mackandal, esto es, su diseminación en el cuerpo de los negros, son ejemplos de cómo lo <i>maravilloso</i> fluye en el marco mismo de la realidad histórica. Ante esto, cabe esperar la incomprensión de un personaje como Monsieur Lenormand de Mezy, quien, proyectándose desde la cosmovisión europea, solo ve en el frenesí de los negros las señales de su insensibilidad e inferioridad racial.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">El valor mitológico de Mackandal se mantiene, tras su muerte, como religión secreta que alienta las revueltas de Dutty Boukman. Este personaje insistirá en el pacto sellado entre “los iniciados de Acá y los grandes Loas del África”, exhortado a los haitianos a esa Revolución que, con el auxilio de los jacobinos </span><span style="-webkit-text-size-adjust: auto; background-color: white; font-family: georgia, serif; font-size: 17.33333396911621px;">−</span><span style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;">esos “idiotas utopistas que se apiadaban en París del destino de los negros”- y las armas españolas, erradicó la dominación francesa sobre Haití.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La novela de Carpentier se ocupa de los capítulos de esa guerra con toda la exaltación de lo <i>real maravilloso</i>: “hombres que cerraron con el pecho desnudo las bocas de los cañones”, “hombres que tuvieron el poder de apartar de su cuerpo el plomo de los fusiles”, conjuros de divinidades que sirvieron para levantar enemigos por el aire o, incluso, amasados de café, trigo y sangre con los que se logró hacer volver la cabeza de los antepasados.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Aquella Revolución trajo como consecuencia el nacimiento de un mundo enteramente negro, pero este se revelará contradictorio tan pronto como el esclavo se convierta en déspota. Así, siguiendo las represiones, el fausto y los excesos del negro Henri Christophe, toda la parte central de la novela muestra la ignominia de caer en la servidumbre del semejante, de un amo tan mordaz que supera los abusos de los blancos.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La obra de Carpentier ahonda con lucidez este punto, desvelando las zonas en las que se produjo la ruptura de la comunidad negra. Una de ellas atañe a la separación del mito: Christophe es un hombre que no oculta su miedo al vudú, su inclinación al catolicismo y su añoranza de replicar un modelo monárquico cuya jerarquía radica en no valorar como provechosas las creencias del pueblo.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">En todo caso, como la revolución hace también de Christophe un objeto de sus ataques, la obra sigue alimentándose de ese ánimo y señalando los derroteros por los cuales se intensificó para acabar con las sujeciones de entonces: el trabajo obligatorio, las prerrogativas de ciertos mulatos y las disposiciones en contra de la religión. Esta es, acaso, la parte más reflexiva de la obra, porque el ya anciano Ti Noel, testigo de tantas transformaciones, desespera “ante ese inacabable retoñar de cadenas, ese renacer de grillos, esa proliferación de miserias, que los más resignados acababan por aceptar como prueba de la inutilidad de toda rebeldía”.<o:p></o:p></span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Si es verdad, como afirma Carpentier, que lo <i>real maravilloso</i> es patrimonio de toda América y que la historia de este continente es, en últimas, la crónica de lo <i>real maravilloso</i>, cabría hacer extensiva a otros pueblos la ponderación que hace del destino haitiano. En ella, al contrario de lo que puede pensarse, no palpita una dimisión o un desaire, sino la obstinación de quienes, </span><span style="font-family: georgia, serif; font-size: 13pt;">sin saber enteramente por qué esperan o para quién padecen, cifran su grandeza y acción estrictamente en los límites de este mundo.</span></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">CARPENTIER, A. (1972) <i>El reino de este mundo</i>. Barcelona: Seix Barral.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">LAM. W. (1943) <i>La jungla.</i></span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4793824979302968665.post-61494168564650208982022-07-20T07:52:00.001-05:002022-07-20T07:52:18.629-05:00Siegfried Lenz - La Pérdida<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjemjYz6iaGX6rL7SEiTGQ0aStt4zgI8rxpv_Awl1ZSMMzeeKBSFgoL4J9gfXERv6d4YSMbzQxXSBKYw27G4Tr0FEcZghJcTKYH3D8Uemj7XQ5Tmpbej_ErOjWzH9Y8Dr3aHVb8Z9-NUE2udYFHY9et5f5S4AtO4XsvhhTwArsGR_bWkM2uBE1Zqr1rTA/s955/Siegfried%20Lenz%20-%20La%20pe%CC%81rdida.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="704" data-original-width="955" height="472" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjemjYz6iaGX6rL7SEiTGQ0aStt4zgI8rxpv_Awl1ZSMMzeeKBSFgoL4J9gfXERv6d4YSMbzQxXSBKYw27G4Tr0FEcZghJcTKYH3D8Uemj7XQ5Tmpbej_ErOjWzH9Y8Dr3aHVb8Z9-NUE2udYFHY9et5f5S4AtO4XsvhhTwArsGR_bWkM2uBE1Zqr1rTA/w640-h472/Siegfried%20Lenz%20-%20La%20pe%CC%81rdida.jpg" width="640" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>
<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Tras la disolución del <i>Gruppe 47</i> en los años setenta −colectivo del que hizo parte junto a autores notables como Grass, Johnson, Böll o Celan-, Siegfried Lenz continuó su carrera literaria publicando obras mucho más personales, alejadas del <i>hit et nunc</i> y de los compromisos políticos que constituyeron los principios de aquella asociación.<o:p></o:p></span></div>
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<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Un ejemplo de ese viraje se encuentra en <i>La pérdida</i> −<i>Der Verlust</i>- (1981), novela en la que Lenz nos presenta a Ulrich Martens, un personaje que, tras sufrir un ataque cerebrovascular, experimenta una afasia que altera completamente su relación consigo mismo y los otros.<o:p></o:p></span></div>
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<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Debido a que el personaje es descrito inicialmente como un apasionado de los cambios y lo provisional, la entrada en un estado permanente de incomunicación constituye para él una fatalidad, más intensa aún porque su caso no es el de quien posee la capacidad de hablar, pero se niega a hacerlo; o el de quien no posee ni la facultad ni el deseo; sino, el de quien, aun teniendo la voluntad de hablar, no cuenta con la correspondencia fisiológica para llevarlo a término.<o:p></o:p></span></div>
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<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Así, apropiándose de un <i>estilo indirecto libre</i> que da cuenta, por un lado, de la corriente de pensamiento de Ulrich y, por otro, del mundo que sigue desarrollándose en su “exterior”, la obra propone varias consideraciones valiosas. La primera y más directa concierne al dolor que origina una situación de este tipo: la sensación de estar aislado, de no poder responder; la certeza de que todo se torna complejo y forzado; el miedo ante la prolongación incierta de las circunstancias.<o:p></o:p></span></div>
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<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Como no hay a lo largo de lo narrado algún viso de resignación, y como tampoco la escritura o la terapia dejan de ser recursos paliativos para Ulrich, la situación expuesta es verdaderamente trágica. Acaso su carácter existencial pueda recogerse apelando a sus propias palabras: “No me puedo remitir a nada, a ninguna experiencia, a ningún conocimiento, y lo demás se me escapa de repente, no está disponible, se derrite y sintetiza, quiero decir que todo el pasado queda amenazado y es todo lo que necesitamos para entender y explicar”.<o:p></o:p></span></div>
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<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Lenz expone a través de su personaje esa tensión interior del afásico, resaltando que nada anima y fortalece más que ser comprendido; de suerte que cuando esto no ocurre, cuando solo se halla un “desbarajuste de signos y expresiones”, cuando la demanda de ser oído no se contesta, el ser humano se aboca al absurdo de tener la necesidad de ayuda, pero no poder siquiera clarificar el modo de dirigir ese socorro.<o:p></o:p></span></div>
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<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Hay una forma de aproximar este conflicto si se piensa que lo que hace Lenz es apartarse del enfoque del lenguaje como medio, es decir, del modo como este se nos manifiesta en las situaciones cotidianas, sin que tengamos plena conciencia de su funcionamiento, para adentrarse en una experiencia que obliga, después de cortar con ese flujo habitual, a encarar la palabra como fin: un metalenguaje por medio del cual se descubre que la realidad está sostenida por la palabra y, sin esta, aquella indefectiblemente cae.<o:p></o:p></span></div>
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<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Al respecto, la novela propone la insuficiencia del lenguaje que circula en el pensamiento propio; se requiere del lazo constitutivo que uno entabla con el otro para no condenarse a la muerte interior. Esa intersubjetividad −Lenz la denomina <i>comercio</i>- es la que garantiza la seguridad del suceso nombrado y rescata al hombre del movimiento de un mundo que, sin el auxilio de la palabra, irrevocablemente se lo tragaría.<o:p></o:p></span></div>
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<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Por supuesto, como esta situación concita también en los demás todo género de alteraciones, del otro lado de quien la vive es dado hallar otra pérdida. De hecho, la novela no es únicamente la crónica de cómo Ulrich va perdiendo su mundo, sino, además, de cómo los otros, representados de alguna manera en Nora −la pareja de Ulrich-, no descubren la forma efectiva de retrotraerlo y, así, su conflicto se funda en lo que ella misma reconoce como “su incapacidad de prestar ayuda”.<o:p></o:p></span></div>
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<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Nora atestigua también el declinar de su propio lenguaje, del consuelo o el ánimo que en él se movilizan, por efecto de la réplica que nunca llega. En ello se puede ver la insistencia de Lenz en el problema de la reciprocidad y, en relación con esto, son inquietantes todas esas escenas en las que los juegos de memoria y ausencia generados entre los personajes tratan de alcanzar en vano el hilo que los vuelva a enlazar.<o:p></o:p></span></div>
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<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;"><i>La pérdida</i> es una novela pesimista, fría, cuyos personajes no pueden escapar de sus zonas de aislamiento: ni siquiera en lo más trivial permite Lenz la oportunidad para el reencuentro, tampoco en la mirada, el gesto o la confianza del contacto corporal. Esas vías de comunicación siempre están cerradas y, en consecuencia, gana fuerza la idea de que mientras no se recuperen las palabras no se recuperará el mundo: casi en el tono del <i>Tractatus</i> de Wittegenstein, Lenz sentencia que “la pérdida del lenguaje es, ni más ni menos, una pérdida del mundo”.<o:p></o:p></span></div>
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<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">Tanto en Nora, quien es la señal exterior de la pérdida, como en Ulrich, que es el que la vive en su plano interior, opera un desfase: la mujer está condenada al terreno de las conjeturas, las presuposiciones y la intución de la respuesta; Ulrich, por su parte, sufre la indefensión, la inoperancia de la voz, el silencio que no puede quebrarse a pesar de todo el ruido que generan las tribulaciones de su pensamiento.<o:p></o:p></span></div>
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<span style="font-family: "georgia" , "serif"; font-size: 13pt;">La novela tiene el acierto −o el error, según se mire- de concluir en el momento en el que la vuelta de ese “exilio” no se ha dado, esto es, cuando su drama se vive con mayor profundidad y la imposibilidad de huir sigue vigente. Pero, quizá, en esos dos personajes de la última escena que, tomados de la mano, voltean a mirar al mismo tiempo hacia una puerta que está a punto de abrirse, ya se ha cimentado un puente, una sincronía, alguna forma inédita de vivir juntos en el silencio.<o:p></o:p></span></div>
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<div style="margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "georgia" , serif;">LENZ, S. (1991) <i>La pérdida</i>. Madrid: Debate.<o:p></o:p></span></div>
<span lang="EN-US" style="font-family: "georgia" , serif; line-height: 115%;">HOPPER, E. (1959) <i>Excursion into Philosophy</i>.</span><div class="blogger-post-footer">Suscribir a entradas</div>Alejandro Jiménezhttp://www.blogger.com/profile/00182403298141654545noreply@blogger.com0